El cine hace reír, reflexionar, disfrutar de historias que escapan a la imaginación,... pero también destroza destinos únicos. Y es que el cine puede catapultar a la fama un paradisíaco lugar y atraer a tantos turistas que el paisaje acabe perdiendo ese encanto natural por el que fue conocido. A continuación, te presentamos cinco destinos que fueron protagonistas en una película que acabó por terminar con ellos.
Memorias de África despertó la curiosidad de muchos turistas por el continente africano, conquistados por la romántica historia de amor entre Meryl Streep y Robert Redford en la película. Desde 1985, los safaris para disfrutar del paisaje de África se multiplicaron y, hasta la fecha, siguen siendo uno de los viajes preferidos para unas exóticas vacaciones.
La película familiar Karate Kid supuso una espectacular campaña de promoción para China gracias a sus diferentes escenas rodadas en Beijing, especialmente, fue inolvidable la del entrenamiento del pequeño Jayden Smith, hijo del actor Will Smith, en la misma Muralla China.
Otra de las películas que despertaron la curiosidad de los turistas fue Come, reza, ama, protagonizada por Julia Roberts y Javier Bardem. Tras dejar atrás su vida, el personaje de Roberts toma rumbo a Bali, donde descubre su verdadero yo y conoce al verdadero amor de su vida. Después de la llegada de esta película a los cines, el turismo espiritual y la búsqueda de uno mismo a través de la meditación y del yoga se convirtieron en uno de los planes más de moda.
La Bahía de Maya, en Tailandia, era un lugar paradisíaco y perfecto para perderse en unas relajantes vacaciones. El mundo todavía no había descubierto esta maravilla hasta que Leonardo DiCaprio y Tilda Swinton protagonizaron en el año 2000 La playa. Hoy, es un lugar abarrotado de turistas.
Lo mismo le sucedió a Utah con 127 horas. Las impresionantes imágenes del Parque Nacional de Canyonlands en esta película protagonizada por James Franco llegó al corazón de muchos espectadores, que decidieron cambiar el rumbo de sus planes y viajar a este destino para dejarse enamorar de su belleza.
