El cielo de la gran pantalla volverá a iluminarse con la señal del hombre-murciélago. Batman renace en la piel de Christian Bale, y los neumáticos del Batmóvil volverán a quemar el asfalto de la ciudad de Gotham: bien para enfrentarse con nuevos enemigos o para escapar de antiguos aliados.
Sin duda, lo que más atrae al espectador de este héroe de la factoría Marvel, aparte del aura de misterio que lo envuelve, es que combate el crimen sin recurrir a superpoderes: usando sus conocimientos en la lucha, su inmensa fortuna (que le permite estar a la vanguardia de innovaciones tecnológicas y armas mortíferas, además de permitirle el acceso a cualquier banco de datos o resultados de investigaciones) y su inseparable Batmóvil. El vehículo que saga tras saga ha sufrido interminables lavados de cara sin perder su color característico, convirtiéndose en uno de los coches más tuneados, deseados y mejor equipados de todos los tiempos.
Ya en el comienzo de su carrera cinematográfica, demostró que estaría a la altura del multimillonario superhéroe cuando debutó en su primera película, en 1966. Sus prestaciones eran escasas; de hecho, su rol fundamental era servir de vehículo a su propietario. Nada de aspiraciones a convertirse en el primer "Coche Fantástico", título que ostentaría KITT con orgullo casi veinte años después. Pero su diseño, totalmente original e innovador para la época, se impondría como piedra angular a las posteriores operaciones de cirugía estética al que le someterían.
Sería en el siguiente filme cuando cambiaría el toque divertido que le habían infundido en su creación por un aire más sofisticado y elegante. Acorde a la madurez y la responsabilidad que carga Batman sobre sus hombros, con cristales tintados y un aspecto blindado, aunque con un antiestético pivote en su parte delantera, como si se hubieran equivocado de lugar al colocar la rueda de repuesto. El defecto no se solucionó en 1992, cuando el Batmóvil repitió carrocería. Sin embargo, sus creadores ya habían estudiado sus carencias iniciales, y cualquier defecto de estilo se suplió con creces insertando bombas, en las ruedas, ganchos para tomar curvas cerradas, metralletas en la parte delantera, control por voz y batcohetes. Accesorios imprescindibles para causar todos los daños colaterales posibles, borrarle la sonrisa al Joker y cortarle las alas al Pingüino.
Su primer cambio radical fue cuando la dirección de la saga pasó a manos de Schumacher, en 1995. Elegante pero agresivo, daba la impresón de que un auténtico murciélago con ruedas sobrevolaba la carretera de Gotham con cientos de cámaras incrustadas en él -multiplicando la capacidad de visión de Batman y el perímetro que podía barrer el radar-, control automático y movimiento lateral. Incluso adquirió algunas facultades de Spiderman al demostrar que podía conducir por las paredes. Su destrucción a manos de Enigma y Dos Caras fue inolvidable, y también la excusa perfecta para probar nuevos diseños. Si siete vidas tiene el gato, más aún tiene el murciélago.
El modelo de "Batman y Robin" (1997) fue el primero en alejarse de los cánones establecidos por su antepasado de 1966 al apostar por un estilo deportivo altamente flexible que le permitía circular tanto por la calzada como por el brazo de una estatua. Sin embargo, la transformación no fue tan vertiginosa como la que protagonizó en "Batman Begins". El año 2005 fue un año de reinvención a gran escala: tanto en el argumento, que planteó un giro de 180º ante las críticas que recibieron las últimas películas, como en el Batmóvil, que mudó de piel y guardó su apariencia de vehículo en un cajón para transformarse en un tanque blindado. Un titán destructivo capaz de aplastar coches a su paso, atravesar un fuego cruzado y salir indemne, o saltar por los tejados. Sin embargo, a pesar de las mejoras incorporadas (camuflaje, ametralladora o lanzacohetes, sin ir más lejos), quedó destrozado nuevamente en "El Caballero Oscuro".
Pero no sólo las carreteras se rinden al dominio de Batman. Por mar, por aire... Ningún medio se resiste a la conquista del hombre-murciélago. Hemos podido comprobarlo viéndole dirigir su Batcóptero en el filme de 1966, y sustituir posteriormente su pintoresco diseño de helicóptero escarlata por el Batplano (de estética similar a los cazas estelares de "La Guerra de las Galaxias") o los Batdeslizadores, con escudos protectores en forma de alas. Sin embargo, la verdadera sensación la causó la Batlancha: nació como una nave corriente de color azul, rojo y blanco, y evolucionó hasta convertirse en un elegante transporte negro de gran velocidad, tras pasar por una fase (en la edición de 1992) en la que su aspecto recordaba más a un misil submarino. Fue utilizada tanto por Batman (para llegar a la guarida del Pingüino) como por Robin (para aproximarse al refugio de Enigma), pero fue destruida por una mina acuática.
El 20 de julio contemplaremos el retorno del Batmóvil después de que fuera destruido en la producción del 2008. Como un fénix de alas negras renaciendo de sus cenizas. ¿Con qué nos sorprenderá esta vez Nolan?