
Entre tanto recorte y demás síntomas de esta economía profundamente deprimida, la industria del lujo vive un momento de esplendor. No es sólo que las cifras de los grandes del sector, LVMH y PPR, tengan buenos resultados.
El primero registró en 2011 un incremento en su cifra de negocio del 16%, hasta 23.659 millones de euros. El beneficio superó, por primera vez, los 5.000 millones de euros, un 22% más. En cuanto a PPR, la división de lujo creció un 23,7% en los resultados de los nueve primeros meses del año pasado.
Tampoco es que los millonarios chinos, árabes y rusos sean los únicos que dan alegría a esta industria para muchos demasiado frívola. A pesar de que la última cifra de ventas de coches en España lleva tres años por debajo del millón de unidades -cantidad que para el sector es síntoma de mala salud-, las matriculaciones en el segmento de vehículos de lujo creció el año pasado un 83%. Un detalle: hablamos de coches con un precio superior a los 65.000 euros.
El lujo sí que goza de buena salud en España. Lo confirma Eugenia Girón, autora del libro Secretos del lujo y es directora Ejecutiva del Observatorio del mercado premium y de productos de prestigio de IE Business School, que esta semana presentó sus resultados. "Si sumamos las ventas del lujo personal ha crecido un 10% en el último año en todo el mundo", cuenta, y añade que en China este porcentaje ha ascendido al 20%.
La categoría que mejor se ha comportado son las joyas y los relojes, según los datos del informe que elabora la Fondazione Altagamma. En España, añade Girón, las ventas de las marcas de lujo suponen unos 5.000 millones de euros. Y un dato revelador: el 20% de unidades familiares españolas lo consumen. Y eso que "el mercado doméstico crece menos, porque el 28% procede de los turistas". Un porcentaje con bastante potencial de crecimiento si tenemos en cuenta que España es el segundo país del mundo que recibe más turistas y el porcentaje de ingresos que se deja el turismo en compras de lujo es del 42% en Francia y un 45% en Italia.
Pero volvamos a ese 20% de unidades familiares que componen el mercado del lujo en España. En esas 3,5 millones de familias, apunta Girón, se distinguen dos segmentos: los de mayores ingresos, y los aspiracionales.
Para Maite González, responsable de investigación de Yahoo!, hay dos tipos de consumidores de lujo: los tradicionales que consumen "por trato y prestigio" y cuya edad oscila entre los 35 y los 55 años; y los aspiracionales, afines a determinadas marcas que consumen en ocasiones. "Están dispuestos a gastarse 400 euros por una cartera de Loewe porque quieren vivir esa sensación", añade. Con edades entre los 18 y los 30 años, González cree que estos son los consumidores del futuro y en los que tienen puestas sus esperanzas las marcas.
¿Cosmética o relojes?
¿Y qué es lo que consumen? Los datos del observatorio indican que el 70% del lujo que compran los aspiracionales pertenece a la categoría de cosmética y accesorios. Todo lo contrario que la categoría a la que han llamado "Por encima del dinero", que destinan la mitad de su dinero a relojes y joyería.
Esta última categoría es la que menos se va a ver afectada por los vaivenes de la crisis, apunta Girón. Todo lo contrario que los cosméticos, que ha sido y sigue siendo la mayor aproximación al lujo de los menos pudientes. No en vano, es posible tener algo de Chanel por unos 30 euros: un pintalabios.