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Madeira, el tesoro portugués

En un tiempo de emperadores y grandes estrategas políticos...En el que la emperatriz más bella de todos los tiempos se enamoro de una isla, en el que Winston Churchill  bautizó una tierra con el nombre de "jardín flotante" y en el que Carlos I de Austria decidió terminar sus días en una pequeña isla del Océano Atlántico... La llaman "la pequeña Lisboa", pero Madeira es mucho más. Descubrélo con nosotros.

Es producto de las erupciones volcánicas. Quizás sea por este motivo, por el que Madeira tenga una estructura tan particular. Formada por acantilados, playas rocosas sin una pizca de arena blanca como quizás de ella se esperara, y con una vida nocturna y vegetación envidiables, esta región portuguesa formada por la isla de Madeira, la isla de Porto Santo y las "Islas Desertas", puede presumir de ser uno de los destinos más fascinantes de toda Europa y también de ser de los menos conocidos por los españoles.

Madeira te sorprende desde que pones un pie en ella, y es que su capital, Funchal, lejos de ser una discreta ciudad propia de una isla en aguas septentrionales, es una gran urbe con más de cien mil habitantes. "Hinojo", traducido al portugués como funchal. Esto es lo que exclamó Zarco, el descubridor de este maravilloso pellizco de Portugal, en el año 1420 cuando piso tierras madeirenses. Escogió esta ubicación cercana al mar que hoy día está repleta de pequeños barcos y de fastuosos cruceros que se acercan a sus costas.

Funchal lo tiene todo: Un ocio y una vida nocturna propias de una ciudad costera y cosmopolita, un paisaje idílico caracterizado por sus viñedos y sus bosques de laurisilva y una costa y fauna marina muy particular. Pero sin duda, lo que hace único a este pedacito de Portugal son las tradiciones que todavía perduran en el tiempo y que se reflejan en el ocio y el turismo de la isla.

El Mercado dos Lavradores fue construído para que   pescaderos y campesinos de la época pudieran exhibir sus productos. Este, conserva todavía ese aire de mercado antiguo que sientes desde un primer instante, cuando al poner el primer pie en él te embriaga el olor a flores y fruta, que las mujeres madeirenses venden a pie de calle. Pero la otra planta del mercado te hace cambiar a un escenario muy distinto, rodeado de pescadores y de los peces típicos de la zona. ¿Lo más característico? Presenciar como cortan el pescado con catana, una tradición de antaño, que todavía perdura. ¿La mejor época para visitar Funchal? En Año Nuevo, fecha en la que se presencia uno de los mejores espctáculos de luz y color del mundo entero y el festival de las flores, un auténtico acontecimiento en la isla.

Pero no sólo su mercado hace que la isla sea fascinante...¿Sabías que hasta hace unos años todavía existían madeirenses que no habían visto el mar que baña sus costas?  Y es que Madeira se caracteriza por sus cuestas y acantilados y hace algunos años, cuando las comunicaciones no estaban tan desarolladas, los ciudadanos que vivían en pequeños pueblos del interior en ocasiones nunca habían sentido el mar.

Pero precisamente por esta escarpada estructura, las  formas y vistas de la isla son inigualables y el teleférico como medio de transporte para llegar a las zonas altas es muy utilizado, aunque ahora ha quedado más bien como un reclamo turístico en algunas zonas céntricas de Funchal. Te recomendamos que bajes desde lo alto de la isla en los famosos "carros do cesto". Unos carros con ruedas en los que bajaban los antiguos ciudadanos adinerados que vivían en la parte alta de la isla, destinada a mansiones y casas de grandes dimensiones. El descenso se hace desde la escalinata de la iglesia de Nuestra Señora do Monte y merece la pena.

Es precisamente esta estructura escarpada la que da lugar a uno de las maravillas de Madeira: Las levadas. Sus inicios son tan antiguos como la propia isla... Se trata de largos caminos que unen pueblos y que nos ofrecen un espectáculo de luz y color entre bosques de eucalipto, viñedos y laurisilva y misteriosas piscinas naturales, una de las carácterísticas de Madeira, y es que la isla lejos de tener extensas playas de arena fina, posee piscinas naturales, hechas en la roca y que se funden con el mar.

La gastronomía portuguesa es exquisita y la madeirense tiene platos típicos desconocidos que merece la pena degustar. Las espetadas de carne, pincho enorme de carne de ternera y el bolo do mel, postre a base de miel y frutos secos, son algunos de los platos principales que no puedes dejar de probar. Nosotros te recomendamos el restaurante del hotel Ponta do sol, situado en el pueblo con el mismo nombre, al sur de la isla, donde no sólo podrás probar la mejor gastronomía de Madeira en uno de los hoteles de diseño más exclusivos del mundo, sino que también podrás disfrutar de las mejores vistas desde su restaurante y su zona chill out, ya que esta situado en lo alto de un acantilado.

Pero Madeira es mucho más...Porto Santo, una isla a parte que si goza de pequeñas calas inexploradas de arena fina y te hará sentir como un naúfrago a la deriva, Camara de Lobos, un pequeño puerto pesquero salpicados de pequeños botes con colores rojos, amarillos y verdes y con pequeñas tascas donde te sirven cocktails típicos de los pescadores de la zona y sus zonas de viñedos y museos dedicado al vino madeirense, quizás el producto gastronómico más famoso de la zona.

Y si quieres hospedarte en un hotel históricos, donde Churchill y Sissi Emperatriz se hospedaron y al que antiguamente se accedía por mar desde grandes barcos (así llegaba antiguamente la emperatriz más bella del mundo), te recomendamos en Hotel Reid´s.

Descubre esta isla, desconocida para los españoles...Un paraíso muy cerca, pero a la vez muy lejos.

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