
Toda una experiencia acudir a este Poblet nacido en Valencia que sintetiza el mejor background del gran cocinero Quique Dacosta. Un restaurante con dos características sobresalientes: elaboraciones de alta escuela y ajustados precios con tres menús de 30, 40 y 60 euros. ¿Es esto la democratización de la alta cocina, en una expresión fácil y cursilona? Indudablemente, sí. Enclavado en un primer piso, El Poblet es la vía intermedia entre Vuelve Carolina (situado en la planta de calle) y el triestrellado Michelin que, con su nombre, Dacosta, regenta en Denia. Es, además, la demostración de que la cocina sofisticada, elaborada y basada en grandes productos, puede perpetuarse a un precio menor una vez amortizado el I+D inicial. No hay primicias, pero siguen siendo un lujazo esos platos que han hecho historia en la gastronomía española.
El Poblet Valencia abrió sus puertas en 2012 y el primer año ya recibió una estrella Michelin. Tampoco escatimó medios Dacosta en equipo: Manuela Romeralo, una prestigiosa profesional, ejerce de directora y sumiller. A los fogones, una joven y entusiasta pareja -Germán Carrizo y Carito Lourenço-, que ha sabido simultanear las enseñanzas de Dacosta con elaboraciones propias.
Hoy en día, plenamente asentado, exhibe una carta con creaciones del chef para su restaurante de Denia, que aquí sobreviven al paso del tiempo y siguen asombrando. Un festín bien orquestado desde el apartado Picaditas al centro, con opciones como cebollita roja con emulsión de anguila 2012 o quisquillas sobre ramas de naranjo 2013.
Ese Bosque animado de 2004, ahora icono de alta cocina, se solapa con otro que en 2008 también dio la campanada: La Bruma, plato vegetal con papada de cerdo servido sobre humeante hielo seco. Y, como no, el Cubalibre de foie gras, del 2001 y primer peldaño a la fama de Dacosta. Apuntaba maneras aquel joven que en aquel entonces hacía su revolución en un pequeño restaurante que aún no era de su propiedad llamado El Poblet (Denia). Luego llegaría La gallina de los huevos de oro en 2005, que le encumbró al podio de los más audaces valores de la alta cocina nacional. Eso sin olvidar la Gamba de Denia, esencia marina pretérita y actual.
La historia de este Poblet que ahora nos ocupa comenzó a escribirse valientemente cuando en Valencia cerraban restaurantes que habían sido referencia durante lustros. Y constituye la consagración de un chef visionario que se jugó el tipo como empresario para intentar demostrar que la alta cocina también puede estar al alcance de todos los públicos.