
La joven Miriam Weeks, o mejor conocida en el mundo de la pornografía como Belle Knox, ha centrado la atención de los medios de comunicación por unas duras declaraciones que ha realizado en una serie de documentales, llamados Convirtiéndome en Belle Knox, en los que se cuenta con detalle la transformación de la chica. "Mi vida ha sido arruinada por el sexo", reconoce entre lágrimas.
Miriam Weeks es una joven de 18 años que estudia sociología en la Universidad de Duke, en Estados Unidos. En su primer año se dio cuenta que el dinero con el que contaba no era suficiente para pagar la matrícula y los gastos de los estudios, por lo que decidió buscar un trabajo que le reportase ingresos fáciles, según el portal salon.com.
Buscó la información necesaria y decidió grabar unas cuantas películas pornográficas con el nombre de Belle Knox. En unos pocos meses (se metió en el mundillo en noviembre del año pasado) se convirtió en una de las actrices del cine X más reconocidas y deseadas.
Y es que su historia no es del todo común y podría confundirse con el tan conocido y deseado sueño americano. Sin embargo, hay algo que no encaja. Weeks no provenía de un entorno desfavorecido precisamente. Sus padres la matricularon en un instituto privado un año antes de la universidad que costaba unos 11.000 dólares al año. Ella justificó este asunto afirmando que nunca encajó porque eran una "nerd" y que sus padres le cortaron los ingresos cuando el padre fue enviado como médico a Afganistán.
En el documental, publicado en The Scene, se cuenta la progresión por la que ha pasado la joven actriz. Los primeros meses fueron lujo, dinero y caprichos, ya que podía ganar al día entre 900 y 1.500 dólares. Weeks explica cómo Knox era simplemente una parte de ella, la más sexual. "Me gustaba el sexo, era joven, tenía buen cuerpo?", afirmaba.
"Mírame, tengo 18 años, y viajo por todo el país haciendo el amor delante de las cámaras para pagar mi matrícula. [...] En el porno todo se realiza según mis términos, puedo hacer lo que quiera y lo que no", presume la actriz.
El primer sinsabor de su nueva carrera se produjo después de que confesase a uno de sus compañeros de universidad cuál era el trabajo con el que se estaba forrando. A los pocos días de rechazar sus proposiciones sexuales, se dio cuenta de que todo el campus lo sabía. "Mi corazón se rompió y pensé que mi vida se había acabado".
Poco a poco, la joven empieza a lamentarse de su decisión y durante el documental afirma que la industria del porno no es lo que aparenta. No es un trabajo parcial, sino que "tienes que hacerlo hasta el final". Además, es imposible separar a ambos personajes. En el último y revelador capítulo, llamado Saber cuándo hay que dejar el porno, una Miriam con la guardia baja, sin maquillaje y cansada, se abre al espectador y reconoce que ha perdido a su familia y a sus amigos después de unirse a la industria del sexo, que la ha convertido en una persona "amargada y cínica" y que ha arruinado su vida.
No son los único problemas de Belle Knox, quien reconoce que el desgaste físico es extremo y que el dolor vaginal es incluso inaguantable. "Mis experiencias me han envejecido, mi vida no es la de una joven de 18 años".