
Sara Carbonero e Iker Casillas, viven con ilusión la cuenta atrás para la llegada de su primer hijo. La presentadora y el jugador del Real Madrid, tan enamorados como el primer día, pasean su felicidad por la noche madrileña y comparten estos momentos de alegría de manera íntima.
Aunque la pareja está feliz disfrutando de esta etapa que culminará con el nacimiento de su primer hijo, lo cierto es que el portero del Real Madrid, que de momento sigue jugando solo partidos de la Liga de Campeones y de la Selección Española, ha tenido que tomar una decisión muy importante relacionada con sus negocios. A sus 32 años el futbolista consideró que había llegado la hora de asumir el control de sus negocios, hasta entonces en manos de sus progenitores.
En estos delicados momentos para el jugador, Sara es el mejor apoyo para él. La comunicadora deportiva aprovecha al máximo el tiempo libre de su trabajo como periodista para atender a su novio. A pesar de su avanzado estado de gestación, sigue trabajando.
Tras cumplir con sus respectivas agendas, Iker con sus entrenamientos y Sara con su trabajo como periodista en los informativos, la pareja disfrutó de una romántica velada. Apasionados de la gastronomía oriental, visitaron un conocido restaurante japonés de Madrid.
Aunque son evidentes los cambios físicos por su embarazo y ya luce una abultada tripita, Sara sigue luciendo de lo más chic. Ir guapa, moderna y a la última no está reñido durante el estado de buena esperanza y seguro que la periodista y muchas en su misma situación pueden lucir modelos que saquen lo mejor. La guapa presentadora es uno de los referentes a seguir para muchas chicas. Tiene un estilo único y natural, el cual le favorece mucho. Cada modelito que elige es uno de los más comentados.
En esta ocasión lució leggins negros, poncho beige, foulard negro y botas de lluvia de la firma Hunter. Por lo que respecta a Iker, éste lució un look deportivo con vaqueros, camisa de cuadros y cuello gris. Tras la velada, regresaron juntos a casa.
Fue en ese momento cuando les vimos muy sonriente y acaramelados derrochando amor y complicidad. Los enamorados se dirigieron caminando cogidos de la mano hasta dónde se encontraba su coche aparcado. Iker, todo un caballero, estuvo muy pendiente de su chica.