Lo llaman 'hotel boutique', y no es para menos. En Capitán Suizo, un alojamiento escondido en el corazón salvaje de Costa Rica, los detalles se cuidan como en un delicado establecimiento donde el objetivo es que el cliente se vaya contento.
El enclave en el que se encuentra este hotel se caracteriza por la naturaleza y el equilibrio que consigue la huella humana para no interferir sobre la misma y, aun así, aprovechar todos sus beneficios relajantes y de conexión con nuestro lado humano.
Entre árboles y jardines; monos, aves, ardillas, iguanas, puercoespines y mapaches, se alzan seis bungalows frente a la playa.
Confort natural
Lejos de los lujos más opulentos, este alojamiento apuesta por habitaciones de gran calidad, equipadas con materiales locales y en las que la máxima es la blancura y la serenidad.
Todas las habitaciones de cada bungalow cuentan con terraza y balcón, y gozan de vistas a los jardines y, en algunos casos, al mar.
Además, los clientes que celebran ocasiones especiales, tienen a su disposición habitaciones tipo suite con varios espacios y dos cómodos baños, uno de ellos, con jacuzzi.
El restaurante es especialmente llamativo. Frente a la piscina, resulta un espacio encantador durante la noche, solo iluminado por los reflejos del agua y cálidas luces que invitan a la relajación.
La sostenibilidad es otra de las claves en la filosofía del hotel. El respeto por el entorno natural y la simpatía por la cultura y tradiciones están reconocidos en el Capitán Suizo mediante la Certificación de Turismo Sostenible.
