
Cada vez son más los que se deciden por el avión como medio de transporte, ya sea por trabajo o por vacaciones. Rápido, seguro, pero ... ¿cómodo? Aunque suene a trámite placentero, pasar unas cuantas horas en un avión puede convertirse en una auténtica tortura. Por eso os acercamos algunos de los trucos que según los expertos nos ayudarán a llegar a nuestros destinos en perfectas condiciones.
Escoge bien tu sitio. Si quieres encerrarte en tus cosas, busca la ventana. Si prefieres pasear cada diez minutos, tu sitio es el pasillo. Casi todos odiamos el ruido, así que mejor evitar las filas finales. Cada aerolínea tiene sus truquillos, por eso conviene echar un ojo a webs especializadas como SeatGuru o SeatExpert. Los viajeros frecuentes son pródigos a la hora de gastar puntos en avanzar de turista a business en vuelos largos. Si te lo puedes permitir, merece la pena.
Viste ropa cómoda. El consejo de oro es vestirte en capas, así podrás quitar o poner ropa hasta que te sientas cien por cien a gusto.Nada de prendas ajustadas, solamente cosas amplias, para evitar el sudor (máximo enemigo de trayectos largos). Imprescindible cepillo de dientes. Muchos veteranos llevan incluso un pijama, que puede parecer rídiculo, pero toda ayuda es poca para sentirte como en casa. Otra cosa: las aerolíneas ofrecen mantas de bastante mala calidad, por lo que tampoco es mala idea traer otra que te guste de casa.
Aíslate del mundo. Para conseguirlo, tus mejores aliados son los auriculares potentes, tapones para los oídos y los antifaces para dormir. Si sabes combinar estos elementos sabiamente, sentirás que estás en una cápsula individual en vez de en un jumbo rebosante de seres humanos. Los más atacados del sistema nervisoso deben preguntar a su médico de cabecera por las soluciones que ofrece la farmacopea moderna para alcanzar el estado zen.
Escoge opciones saludables. Todos estamos tentados de compensar los sinsabores de un viaje tomando unas copitas y poco de comida sabrosa que alegre el paladar. En la mayoría de los casos, es una estrategia errónea. La borrachera (por ligera que sea) y pesadez de estómago son dos enemigos feroces, sobre todo combinados con el cansancio y el jet-lag. Agua, ensaladas y paseos parecen mejor idea. Sobre todo, mucha agua, ya que la deshidratacón juega las peores pasadas en el aire. Intenta calcular cuál es el mejor momento para dormir según el horario de tu ciudad de destino.
Intenta evadirte. La inmensa mayoría de aerolíneas tienen conexión en cada asiento para tu ordenador portátil. Cárgalo de tus contenidos preferidos y prepárate a disfrutar. Los partidarios de la cultura analógica pueden aprovechar estos viajes para leer, ya que la vida moderna no da muchas oportunidades de terminar del tirón una novela de seiscientas páginas. Recuerda también de echar un ojo a la oferta de las aerolíneas, que cada vez incluye más series, documentales e incluso películas de estreno.
Ármate de paciencia. Hay que ser consciente de que en un viaje largo habrá incidentes imprevistos. No hay que tensarse por los retrasos, pérdida de maletas o empleados de aerolínea incompetentes. La paciencia es nuestra mejor amiga. Si la situación te supera, respira hondo, mira alrededor y busca algo con lo que reírte. La mayoría de las veces lo encuentras sin mucho esfuerzo. Seguro que por cada desastre hay alguna sorpresa agradable, como una comida nueva o un compañero de viaje divertido.