
Largas colas de fans aguardan impacientes ante las puertas del Palau Sant Jordi esperando su apertura para, por fin, cumplir el sueño de ver a su ídolo Justin Bieber en el escenario. El sábado tuvo lugar el último concierto de su gira en España y su paso no dejo indiferente.
CHANCE publica que unos 20.000 asistentes se congregaron para bailar y cantar al ritmo del cantante. A pesar de la pasión de sus fieles seguidores, Justin ha estado muy alejado en este evento de sus fans, que persiguieron el coche donde viajaba el cantante a la salida sin conseguir un autógrafo o una foto con él.
Sus 19 años hacen de Justin un chico mayor y muy alejado de la imagen de "niño bueno" que mantenía cuando comenzó su carrera musical. A él le gusta ser descarado y destacar, algo que quedó patenete ya en Madrid, donde se hizo de rogar demasiado llegando cuarenta minutos tarde.
Como teloneros el concierto contó con la estrella del pop Carly Rae Jepsen con su exitoso Call me maybe, que fue abriendo boca ante el público enloquecido, y el australiano Cody Simpson, que dejó ver muy claramente que le encanta el estilo de Justin, ya que todos pudieron apreciar el gran parecido físico que mantienen.
Pero, ya sabemos que todo lo bueno se hace esperar y Justin descendió de los cielos vestido completamente de blanco y con guantes dorados colgado en unas alas metálicas desatando la locura. Comenzó con All around the world y prosiguió con Take You. Fuegos artificiales y coreografías muy marcadas fueron la guinda del pastel. Sus primeras palabras para el público fueron: "Barcelona es de mis ciudades favoritas para cantar, hacedlo conmigo" y con esto se metió a sus fans en el bolsillo.
Toda la estética del concierto resultó ser dinámica ya que, a sus espaldas, una pantalla gigante rememoraba su infancia y los inicios de su carrera. She don't like the lights, Beauty and a beat y Fall fueron las siguientes canciones donde se pudo ver a la estrella mostrar su lado más original.
Después, con Boyfriend, el canadiense subió la temperatura mostrando sus tatuajes y abdominales y seduciendo a una fan sentada en un trono en medio del escenario. Se relajó en el piano con Believe y, como colofón final, desapareció en un agujero en medio de la pasarela cantando la canción que le lanzó al estrellato: Baby.