Después de hacer historia como la segunda mujer más joven en recoger la preciada estatuilla dorada como mejor actriz principal y de coronarse como la nueva novia de América, como ya la tilda la prensa internacional, la guapa intérprete solo quiere descansar y disfrutar de los placeres más sencillos, algo que no le ha sido posible en los últimos meses, en los que ha paseado su belleza e ironía por los premios de cine más prestigiosos del mundo gracias a su celebrado papel en El lado bueno de las cosas.

"Veo mi sofá. Veo mi tele. ¡Y veo una botella de vino!", bromeó la intérprete en la revista UsWeekly, preguntada por cómo se imaginaba a sí misma en los días posteriores a la gran gala de los Óscar.

De hecho, la actriz ya había manifestado en otras ocasiones el gran cariño que siente por su sofá y su salón, ya que, a diferencia de la gente de su edad, no disfruta especialmente de las fiestas y la vida nocturna.

"No me gusta demasiado salir por las noches. Soy como una señora mayor. Después de las 11 de la noche, me da por pensar: '¿No se cansan nunca estos niños?' Cuando salgo, solo pienso en mi sofá", confesaba recientemente.

Aunque no tendrá mucho tiempo para relajarse, debido al inicio del rodaje de la nueva entrega de Los juegos del hambre, Jennifer quiere aprovechar su merecido parón para reflexionar sobre cómo ser más "buena" consigo misma, ya que sigue sin encontrar el balance entre ser auténtica y al mismo tiempo agradable con los demás.

"Mi propósito para el nuevo año es ser un poco más buena conmigo misma, porque es algo que me cuesta. Nadie quiere disgustar a los demás, siempre quieres ser educado y agradable. He intentado encontrar un equilibrio entre decir lo que quiero y ser igualmente agradable, pero no puedo. Al final, acabo sintiendo que me han pasado por encima y me acabo arrepintiendo", declaraba.