
Según la experta en nutrición de la Universidad de Loyola (EE.UU), Jessica Bartfield, hacer una dieta es como montar en bici, requiera práctica y una formación adecuada.
Como un habilidad más que es, perseverar es la mejor de las formas de conseguir tu objetivo.
Según la investigadora del Sistema de Salud, existen cuatro razones principales que nos hacen pasar de la dieta al no ver resultados. Toma buena nota y mantén tu convicción siempre con precaución (y revisión médica).
1. No calculamos bien las calorías consumidas
La mayoría de las personas subestima el número de calorías que consume en todo un día. Para llevar buena cuenta de ello, debes anotar todo lo que comes, y así al final del día sumarlo. Utiliza las tazas y las cucharadas como sistema sencillo de medición. Ten en cuenta que si comes fuera de casa las raciones suelen ser más abundantes y más ricas en calorías. Para que te hagas una idea, una tarrina de piña tiene unas 120 kilocalorías, un yogurt desnatado de fresa unas 80, una merluza en salsa de perejil con arroz y verduras unas 260 y un sándwich ligero de queso crema y pavo alcanzaría las 220 kcal.
2. No pasarnos por haber hecho deporte
Hacer deporte quema calorías y por lo tanto nos ayuda a perder peso pero hay que saber lo que de verdad se pierde. No creas que por andar durante una hora se puede comer todo lo que quieras. Para quemar 500 calorías al día hace falta nada menos que una hora de ejercicio físico regular al día. Una hora de spinning, que sabéis que es uno de los aeróbicos más intensos, puede suponer unas 700 calorías. Al acabar estas rutinas, recuerda hidratarte y tomas la cantidad de sales minerales oportunas para que tu cuerpo siga a tope.
3. Las comidas, a su hora
"Toma el desayuno en la hora posterior a levantarte, y a partir de ahí toma un snack sano cada tres o cuatro horas", recomienda Bartfield, que añade que nunca deben transcurrir más de 5 horas sin que comamos algo. Es importante tener un aporte constante de glucosa a lo largo del día para mantener niveles óptimos de energía y evitar que el metabolismo se vuelva más lento. Si haces las cinco comidas al día y las distribuyes con diligencia en el calendario, seguro que no picas entre horas... tan sólo tendrás que esperar un poco hasta tu próxima comida.
4. No hay excusa, hay que dormir
Alguna vez lo habrás oído, dormir adelgaza. Es cierto, los estudios muestran que las personas que duermen menos de seis horas tienen altos niveles de grelina, una hormona que estimula el apetito. Además, cuando no dormimos aumentan los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que también puede hacernos ganar peso. Descansa tus horas, crea un clima de relax en tu dormitorio y propicia los momentos felices: que sonreír también quema alguna que otra caloría. Si no te gusta dormir con el estomago vacío, tómate una infusión antes de acostarte, al ser caliente y con algo de glucosa te dejará saciado y te ayudará a conciliar el sueño.