Hace algún tiempo se realizó un estudio para intentar mostrar hasta qué punto las dificultades de la vida podían contribuir a incrementar el desarrollo personal. Los investigadores intentaron determinar cómo evolucionaban distintos síntomas negativos, como el estrés, conforme aumentaba el número de acontecimientos adversos a lo largo de la vida. También midieron qué relación tenían estos con una medida genérica de satisfacción vital.
Lo que encontraron fue que, sorprendentemente, los síntomas negativos disminuían en lugar de aumentar conforme había más acontecimientos adversos, y que la satisfacción vital aumentaba en lugar de disminuir. Estas relaciones se daban hasta un punto en el que se comportaban justo al revés. En otras palabras, vivir algunos problemas en nuestra vida contribuye a tener menos síntomas negativos y más satisfacción vital, hasta que los problemas son tantos que nos desbordan y entonces la relación es la opuesta.
Clave vital imprescindible: cómo conseguir que los problemas nos fortalezcan.