Si tuviéramos que hacer una lista de todas las cosas que nos hacen infelices en nuestra vida profesional – y también en la personal- seguramente en los primeros puestos estarían palabras como estrés y ansiedad. Quizá presión, prisa, nervios o agobio. Es posible que por eso sea tan frecuente en nuestro vocabulario la palabra desconectar. Da la impresión de que nos sentimos tan presionados que constantemente tenemos que buscar válvulas de escape.
Puede que gran parte de estos molestos compañeros de camino tengan su explicación en nuestra propia procrastinación, que convierte nuestros pulsos productivos en un acordeón de picos y valles. Pero lo que a menudo nos cuesta creer es que el estado en que vivimos es consecuencia de lo que hacemos o no hacemos: de nuestros hábitos y conductas. Por tanto si nos sentimos inundados por el estrés la primera pregunta que nos deberíamos hacer es qué estamos haciendo nosotros para provocarlo, o qué cosas podemos hacer para disminuirlo. Porque, definitivamente, responsabilizar al trabajo, a la sociedad, a nuestra familia o a cualquier otra cosa no solo no esrealista, sino que sobre todo no es práctico. Y no lo es porque nos deja exactamente en el punto en el que estábamos. Que en la mayoría de los casos elprimer responsable de los estados emocionales que vive una persona es ella misma es una gran verdad, tan cierta como olvidada.
La solución no es desconectar, sino aprender a gestionar la conexión.