Cinco piscinas (privadas) mejores que las de tu urbanización (o chalet) (y II)
Pedro Torrijos
En el anterior artículo sobre piscinas nos bañamos en algunas de las instalaciones más interesantes del panorama arquitectónico mundial. Lo malo es que, públicas o privadas, eran piscinas de uso colectivo, así que nos tocó compartirlas con un montón de gente a la que no conocemos de nada y cualquiera sabe si se duchan antes de meterse, que lo sé yo, que nadie hace caso a los carteles.
Nosotros somos muy repelentes y solo nos fiamos de nosotros mismos y nuestros allegados; por tanto, preferimos bañarnos en la piscina de nuestro chalet, aunque sea una cosa espantosa de PVC con forma jamón con sus escaleritas de media luna y su escudo del Real Madrid dibujado con gresite en el fondo.
Si están ustedes muy orgullosos de la piscina que he descrito antes, casi que mejor no sigan leyendo porque vamos a dar un paseo (fotográfico) por cinco ejemplos que nos replantean qué es realmente una piscina y, sobre todo, cómo se relaciona con la arquitectura que la genera. Lo mismo después convertimos la nuestra en un estanque para patos y peces.
Casa Loewy en Palm Springs, California
Fotografía: Library of Congress (DP)
Con el boom económico tras la II Guerra Mundial, los jardines traseros de la clase media norteamericana se fue poblando poco a poco de instalaciones acuáticas privadas, tal y como nos enseñó Sidney Pollack y Burt Lancaster en la película "El nadador". Si el propietario de la casa tenía posibles, la piscina también los tenía. Es el caso de Raymond Loewy, diseñador industrial de enorme prestigio y calado, hasta el punto de que TIME le incluyó en la lista de los 100 norteamericanos más importantes del siglo XX.
En 1946, Loewy le encargó el proyecto de su casa en Palm Springs al arquitecto Albert Frey. Gracias a la explosión demográfica de la zona, Frey desarrolló una amplia carrera arquitectónica explorando la relación entre la arquitectura moderna y el desierto.
Se ve que los críticos no tenían demasiada imaginación, porque a esta aproximación lo llamarón "Modernismo desértico". La casa Loewy refleja gran parte de las intenciones de Frey, especialmente en el diseño de la piscina, que establece una continuidad visual y espacial entre el mismísimo interior de la vivienda y el paisaje árido de los alrededores. En palabras de Loewy: "Es como una laguna azul en medio de un oasis".
Casa Gilardi en Tacubaya, D.F., México
Fotografía: DP
Si la piscina de la casa Loewy se mete parcialmente dentro de la casa, el estanque de la casa Gilardi está directamente, en medio de la vivienda. En 1976, Luis Barragán tenía ya 74 años cuando proyectó uno de sus edificios más sobresalientes.
En un solar estrecho entre medianeras, el arquitecto mexicano resumió la investigación de toda su vida: la ortogonalidad de las superficies, la fluidez espacial, la textura de los materiales, el color y el agua. Aunque el edificio cuenta con un patio central, el estanque se coloca dentro del salón, debajo de un lucernario, convirtiéndose en un remanso absolutamente privado.
Sí, es cierto que este ejemplo es un poco trampa porque no se trata realmente de una piscina, es más bien un gesto estético y emocional, pero benditas sean las trampas cuando nos regalan espacios como este.
Masía en Les Gavarres, Girona
Fotografía: © Jesús Granada
A veces, la arquitectura de una piscina privada no puede plantearse de manera intrínseca a la de la vivienda porque resulta que la casa estaba antes y la piscina es una construcción posterior. El estudio barcelonés Zest Arquitectura se enfrentó con esta circunstancia cuando, en 2013, realizaron la rehabilitación de una vieja masía en el parque natural de Les Gavarres. Eso sí, la solución que aportaron para ambos casos se sostuvo en las misma premisas: sostenibilidad, eficiencia energética y máximo respeto por el entorno y las preexistencias.
Así, la piscina se abre a un lateral de la masía, frente a la pendiente descendente de la ladera y abierta al bosque de robles y alcornocales. En semejante paraje no podían plantar una piscina de refulgente azul como las de la playa, así que, gracias al revestimiento interior oscuro y al sistema de filtrado biológico a base de juncos y grava, el resultado tiene mucho más que ver con las lagunas y las gargantas naturales que con una instalación deportiva convencional.
Con este cuidado por la sostenibilidad, la obra cumple la exigente normativa energética "Passivhaus" y tiene la mejor calificación energética posible concedida por la Unión Europea: el Grado A.
Villa dall'Ava en París
Fotografía: © Peter Aaron/OTTO
La piscina de la casa que Rem Koolhaas construyó en 1991 en el barrio de Saint-Cloud, al oeste de París, no fue la primera que se situaba en la cubierta y tampoco sería la última. La diferencia con todas las demás es que toda la vivienda se proyectó con un objetivo último: llegar hasta esa piscina.
Conceptualmente inspirada ?muy inspirada? en Villa Saboya, la obra maestra de Le Corbusier, Villa dall?Ava también se plantea desde un trayecto, desde un camino que recorre la casa de abajo a arriba a través de una rampa tendida. Es lo que el arquitecto suizo llamó "promenade architecturale"; paseo arquitectónico. Si en la obra de Le Corbusier, ese paseo desembocaba en la terraza de la cubierta, en la vivienda de Koolhaas, el fin de ese camino es la piscina: una pieza alargada, diseñada para nadar. Eso sí, para nadar sobre las vistas de París.
Casa Espejismo en Tinos, Grecia
Fotografía: © Kois AA
En esta vivienda junto al Mediterráneo, el estudio griego Kois Associated Architects coge el concepto de piscina en la cubierta y lo lleva a su posicionamiento más radical. Todo es piscina y todo es mar. En realidad, la mayor parte de la superficie apenas tiene una altura de un tobillo y es en la parte trasera donde se horada el vaso propiamente dicho; sin embargo, el resultado es la madre de todas las infinity pools, de las piscinas rebosantes.
Además, la leve lámina de agua también funciona como eficaz aislamiento térmico y los reflejos proyectados y retroproyectados convierten al proyecto en lo que su nombre adelanta: un espejismo. Desafortunadamente, de momento es un verdadero espejismo porque, aunque el encargo se realizó en 2013, todavía no ha pasado de la fase de proyecto.