Comunidad Valenciana

J.V. Morata: "Hay necesidad de mayor recaudación, pero no puede lograrse a costa de la sucesión en las empresas"

    (Fotografía de Guillermo Lucas).

    Olivia Fontanillo

    José Vicente Morata preside, desde 2010, la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Valencia y el Consejo de Cámaras de Comercio de la Comunidad Valenciana. Forma parte del Comité Ejecutivo de Cámara España, que agrupa a las 88 cámaras de comercio españolas. Es presidente del patronato de la Lonja de Valencia y presidente de honor de Ivefa (Instituto Valenciano para el Estudio de la Empresa Familiar) y representa a Cámara Valencia en una veintena de consejos, patronatos y comités en diferentes organismos e instituciones, que operan tanto a nivel autonómico como nacional. Compagina estas responsabilidades con su cargo como administrador de la empresa familiar Puertas Morata, que ha superado los cien años de trayectoria y ha alcanzado la cuarta generación, y fue presidente de la mutua Umivale entre los años 1998 y 2012. (Puede leer la entrevista completa y otras noticias, reportajes y análisis en la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).

    El año 2017 ha empezado con muchas incertidumbres sobre la evolución de la economía a nivel internacional. ¿Cuáles son las previsiones de Cámara Valencia?

    El 2016 fue un año muy positivo para la Comunitat Valenciana, con crecimientos del 3,3 por ciento, gracias a la demanda nacional, el turismo internacional, incrementos en exportación -sobre todo, en el primer semestre, muy por encima de la media española- y en la venta de viviendas, que tiene un efecto de arrastre positivo en otros sectores -como el mobiliario- y en ingresos para la Administración. Para 2017, los datos previstos de crecimiento se sitúan en torno al 2,6 por ciento. Aunque esto supone una ralentización respecto a ejercicios anteriores, seguimos creciendo bastante por encima de la media europea, que se sitúa en torno al 1,6 por ciento. Lo cierto es que el viento de cola, poco a poco, se va frenando. Para los próximos meses, se esperan subidas en los tipos de interés y en el precio del petróleo y hay incertidumbres geopolíticas que también influyen. La clave es que la Unión Europea se mantenga unida y se considere un proyecto no sólo de mercado único, sino más extenso y a más largo plazo. Se mantienen problemas como las grandes desigualdades entre países del norte y del sur y del este y el oeste, la situación del sistema financiero en Italia, donde habrá que acometer una reestructuración bancaria, y tensiones sobre la demanda, sobre todo si suben los tipos de interés. Entre la presión de Estados Unidos, Rusia y China, una Europa desunida sería un desastre. Los resultados de las elecciones holandesas han dado un respiro. Las miradas se centran ahora en las de Francia y Alemania. Confiamos en que se impongan las políticas que creen en la unidad europea, la cooperación y la fortaleza del proyecto. Una Europa unida tiene una capacidad tremenda de liderar un modelo de sociedad que es un ejemplo a nivel global.

    La exportación ha sido el motor de la economía de la región en los últimos años. ¿Cómo pueden impactar el 'Brexit' y las políticas proteccionistas de Trump en el comercio exterior valenciano?

    La Comunitat Valenciana ha superado la crisis gracias, sobre todo, a la exportación y hay que conseguir que las empresas mantengan sus estrategias de proyección y crecimiento internacional, a pesar de la recuperación en el mercado interno, y que haya políticas públicas que las apoyen. En cuanto al Brexit, Theresa May ha puesto en marcha el proceso de ruptura de Reino Unido con la Unión Europea. Sin embargo, y tras la desconfianza generada en los primeros meses tras su aprobación, lo cierto es que la economía de Reino Unido sigue fuerte y, aunque se ha producido un efecto negativo inicial sobre exportaciones y perspectivas de inversión, el turismo se ha mantenido. La fortaleza económica va compensando los efectos negativos iniciales. Respecto a Trump, ha hecho una apuesta por la reactivación de la industria de su país, en base a inversiones en infraestructuras y reducción de impuestos. Esto nos va bien a todos en el corto plazo, porque supone una dinamización de la economía norteamericana y las exportaciones pueden crecer. Las políticas proteccionistas y arancelarias han quedado, de momento, en un anuncio y parecen más dirigidas a México y China que a la Unión Europea. Pero, a medio y largo plazo, la capacidad adquisitiva de los compradores estadounidenses se reducirá, al tiempo que aumentará el nivel de endeudamiento y su coste, por la subida de los tipos de interés.

    Los primeros datos de 2017 confirman que la exportación sigue creciendo, sobre todo a destinos ubicados fuera de la Unión Europea. Tenemos que seguir ganando cuota exterior y posicionamiento en estos, acercándonos a Asia y África, que son mercados tremendos y con gran potencial. En el caso de África, es nuestro vecino real y contamos con comunicaciones muy buenas. España es ya el primer socio comercial de Marruecos, por encima de Francia. Tenemos que reforzar la implicación tanto con los países del norte de África como con los del África subsahariana. El futuro pasa por estos países, muy poblados y con recursos naturales, con una necesidad y posibilidad real de establecer una excelente relación comercial con ellos.

    ¿Qué papel debe jugar España en este nuevo contexto de las relaciones internacionales?

    España debe adoptar una posición más fuerte ante las oportunidades que se abren en el nuevo contexto internacional. Es un país con una posición geoestratégica inigualable: es el punto de entrada desde el Atlántico al Mediterráneo y el punto más cercano a África. Tenemos una posición envidiable para consolidarnos como plataforma logística de toda Europa. Y la Comunitat Valenciana está en una situación de privilegio. Tenemos el primer puerto por tráfico de exportación e importación del Mediterráneo; un gran hub aeroportuario -con más de 18 millones de viajeros anuales entre Alicante y Valencia-; una red de infraestructuras terrestres, actuales y futuras -entre ellas, la conexión ferroviaria entre Sagunto y Zaragoza y el Corredor Mediterráneo- que nos refuerzan como puerta de entrada a Europa; una red de universidades e institutos tecnológicos que permiten a las empresas acceder a una gran capacidad de conocimiento e investigación, y suelos para uso industrial y logístico que permiten atraer inversiones que generen valor añadido, creen empleo y atraigan, a su vez, a otras empresas.

    Sin embargo, los datos de inversión extranjera reflejan una caída del 37 por ciento en 2016 y un peso inferior al 1 por ciento del total en España.

    La inversión extranjera en la Comunitat Valenciana siempre ha sido un desastre, por la ausencia de políticas de atracción. En estos momentos, se ha puesto en marcha proyectos para coordinar las acciones de atracción del capital extranjero del Icex, el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial -Ivace, dependiente de la Conselleria de Economía- y las Cámaras de Comercio. Se trata de abordar acciones que pongan en valor los espacios industriales, de trabajo y conocimiento, la red de conexiones y dar soporte y facilitar los procedimientos administrativos. Se contemplan acciones directas con organizaciones e instituciones de otros países, inversores, embajadas y despachos privados especializados, que muchas veces actúan como puerta de entrada. España es un país con seguridad jurídica y los mejores datos en cuanto a seguridad ciudadana y sanitaria. En el caso del Reino Unido, el Brexit abre oportunidades para empresas que pueden estar interesadas en seguir teniendo presencia directa en la Unión Europea, así como base de entrada en el norte de África o en América.

    Un factor clave es la conectividad; es necesario que toda la sociedad, y no sólo los empresarios, defendamos nuestros intereses. Es el caso del Corredor Mediterráneo ferroviario, que supone una inversión fundamental tanto para la Comunitat Valenciana como para el conjunto de España, en términos de exportación y de turismo. Tenemos que hacer pedagogía entre la clase política y empresarial en los centros de decisión.

    La patronal critica que el veto a inversiones como las del megaproyecto Puerto Mediterráneo afectan negativamente a la inversión internacional.

    Desde Cámara, defendemos la atracción de inversión extranjera y apoyamos este tipo de inversiones. Hay que sentarse y avanzar en el diálogo, para buscar una solución que desbloquee el proyecto. Espero y deseo que Puerto Mediterráneo se lleve a cabo.

    Este no es el único punto de discrepancia entre Consell y empresarios. Las decisiones contrarias a la cooperación público-privada en gestión de servicios públicos o la intención de implantar el sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) de envases en la región han provocado una respuesta unánime en el sector privado. ¿Cuál es su valoración?

    Como empresarios, defendemos la gestión privada de servicios públicos, siempre con criterios transparentes y la supervisión y controles necesarios. En un momento en el que las posibilidades financieras de la Administración son casi nulas, no se entiende ir en sentido contrario. Lo fundamental es garantizar un servicio de calidad para los ciudadanos y que sea eficiente, con costes adecuados. Si, por las circunstancias económicas y financieras, la mejor opción es que las empresas privadas participen, adelante.

    En cuanto al SDDR, la comisión consultiva de Cámara Valencia emitió un dictamen en contra del borrador del proyecto de la Conselleria, que impone un sistema que no es sustitutivo del actual y con unos costes que no se justifican con la eficiencia que se espera conseguir, como ya ha quedado demostrado en otros países donde se ha aplicado. El sistema actual funciona y apostamos por trabajar por mejorarlo y resolver las deficiencias que pueden producirse, para elevar el nivel de recogida y reciclaje de residuos. Es necesaria la colaboración y el consenso para llegar a acuerdos y que estos se basen en análisis reales y rigurosos de rentabilidad y eficiencia.

    La Generalitat ha hecho una reforma fiscal que revisa las bonificaciones en Sucesiones y Donaciones, al tiempo que denuncia un 'dumping fiscal' de Madrid para atraer inversión. ¿Cuál puede ser el impacto real sobre la economía de la Comunitat?

    El problema viene de más arriba; partimos de que no hay unidad fiscal en la Unión Europea, que sería necesaria para evitar distorsiones entre países que, a su vez, hacen que sea más fácil que se produzcan a un segundo nivel -en el caso de España, entre las comunidades autónomas-. Lo fundamental es que haya una financiación justa para todas las comunidades. Ahora es insuficiente y obliga a las que están en peor situación a imponer más impuestos que aquellas que están mejor. Es urgente un cambio en el modelo de financiación. En el caso de la Comunitat Valenciana, la nueva ley revisa varios puntos, entre ellos, las bonificaciones en Sucesiones y Donaciones para empresas con más de 10 millones de euros de facturación, lo que tiene un impacto negativo. En muchos casos, los descendientes no podrán pagar, lo que pondrá en peligro la continuidad de la empresa. Pretendemos crear economía, y no que desaparezca. Entendemos que hay una necesidad de mayor recaudación por la situación de las cuentas públicas, pero no puede abordarse a costa de poner en riesgo la sucesión de las empresas.

    El conflicto por la reforma de la estiba está causando caídas de tráfico al Puerto de Valencia, que benefician a otros recintos, como Barcelona.

    No se pueden hacer experimentos con el primer puerto de España en exportación e importación. Desde la Transición, hemos vivido reconversiones de sectores económicos, como minería o siderurgia, en las que el Estado se involucró. Los estibadores son un colectivo de 6.500 personas. Es necesario que el Estado se implique en la búsqueda de una salida negociada, y no impuesta por un decreto. Fomento tiene esa sensibilidad y esperamos que en las mesas se llegue a un acuerdo a nivel nacional que dé garantías en el proceso de reconversión y de que nuestros puertos sean competitivos.

    El cambio normativo abocó a la Cámara a un proceso de ajustes y una redefinición de su estrategia. ¿Está ya próximo el equilibrio financiero?

    El decreto de 2010 que eliminó el ingreso cameral por afiliación y cuotas nos dejó sin unos 18 millones de euros al año. Revisamos la estrategia, centrada ahora en la prestación de servicios a empresas, y dimos prioridad a crecer en esta línea, aún a costa de tener algunas pérdidas. Esto nos ha permitido crecer en servicios en los peores años de la crisis, que era cuando las pymes más lo necesitaban. El balance y resultados han ido mejorando cada año, reduciendo las pérdidas, y esperamos cerrar ya en positivo este ejercicio.

    (Puede leer la entrevista completa y otras noticias, reportajes y análisis en la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).