Comunidad Valenciana

"La región genera conocimiento de alta calidad, pero falta más coordinación para canalizarlo hacia la empresa"

    Fernando Saludes, presidente de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit). Foto de G.LUCAS

    Olivia Fontanillo

    Fernando Saludes asumió, el pasado mes de mayo, la presidencia de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit), asociación privada sin ánimo de lucro que reúne a los once centros de la región. Es representante de Industrias Saludes, grupo valenciano que opera en el ámbito de señalización, seguridad vial, movilidad y equipamientos urbanos, y ocupa la secretaría general de Aidimme, instituto fruto de la única fusión abordada en este sector por el momento -entre el centro tecnológico metalmecánico, Aimme, y el de mueble y madera, Aidima-. (Para leer esta entrevista completa, así como otras noticias, reportajes y análisis puede acceder en este link al nuevo número de la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).

    El Consell manifestó su voluntad de resolver la grave situación de impagos de las ayudas públicas que arrastraban los institutos tecnológicos en los últimos ejercicios. ¿Se ha cumplido esta promesa?

    En febrero se saldó toda la deuda de 2014 y años anteriores. Se ha adelantado ya una parte de 2016 y queda el ejercicio 2015, pendiente de verificación. Confiamos en que podamos acabar el año prácticamente al día. Sí es importante el cambio de tendencia que se ha producido con la llegada del nuevo Consell; la crisis generó tensiones importantes con los anteriores Ejecutivos y ahora, con el cambio de ciclo y de Gobierno, hay más sintonía y sensibilidad y un mayor apoyo a la innovación como apuesta estratégica.

    En este nuevo contexto, ¿cuáles son las prioridades que Redit plantea al bipartito?

    Es fundamental contar con un marco de financiación plurianual estable. Hemos de retomar el proyecto de Ley de Institutos Tecnológicos y trabajar con la Generalitat en un marco estable y ajeno a los ciclos políticos. En esta línea, es clave mejorar el presupuesto para el apoyo a la innovación de las empresas e institutos tecnológicos y recuperar parte del terreno perdido en los últimos años. En 2010, el presupuesto del Ivace para los centros ascendía a 47 millones y, en 2016, aunque ha mejorado algo respecto a 2014 y 2015, no alcanza los 25 millones. Además, hay que revisar las ayudas y adaptarlas a la realidad y naturaleza de las actividades que desarrollamos; cambiar la filosofía de los apoyos, para que el conjunto de actividades no económicas de los institutos para promover la innovación en pymes pueda ser objeto de ayudas. Para ello, es imprescindible que la Generalitat apoye con más fondos propios, más allá del sistema actual, muy dependiente de fondos Feder y, por tanto, sometido a sus restricciones, que no permiten cubrir una parte de la I+D necesaria. Tenemos que adaptarnos a Europa, pero sin perder de vista nuestros intereses.

    El Consell ha anunciado la puesta en marcha de un nuevo sistema de innovación valenciano en 2017. ¿Cuál es su valoración? ¿Qué papel se asigna en el nuevo contexto a los institutos tecnológicos?

    Coincidimos totalmente con el espíritu de la nueva Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) en cuanto a la necesidad de coordinación y mayor conexión entre los distintos agentes del sistema de Ciencia-Tecnología-Empresa de la Comunitat Valenciana, con el foco puesto en la empresa. El vicepresidente ejecutivo de AVI, Andrés García Reche, sitúa a los institutos tecnológicos y a la Red como eje de la AVI -que esperamos que esté en funcionamiento a mediados de 2017- y de la mejora del modelo productivo, por su situación privilegiada de cercanía a la realidad y necesidades de las empresas. La región genera conocimiento de alta calidad, pero hace falta más coordinación para canalizarlo del plano abstracto a la empresa. Redit ha colaborado en la ley de la AVI y estamos presentes en el consejo y órganos de dirección, para seguir aportando. Además, actuamos como dinamizadores de las políticas de innovación en aspectos como, por ejemplo, el impulso a la compra innovadora, tanto pública como privada, en la que ya estamos trabajando.

    Los fondos privados tienen cada vez más peso que los públicos para los institutos. ¿Vamos a un sistema dependiente de las empresas? ¿Cuál sería el ?mix? de ingresos públicos y privados idóneo?

    Los centros llevan años adaptando su oferta para dar un mejor apoyo a las empresas, que son nuestra razón de ser. Los institutos están construidos por y para las empresas e integrados por empresas y empresarios. En la crisis, la creciente aportación de las empresas -con unos 12.800 clientes, el 75 por ciento del sistema de centros nacional- ha compensado el importante recorte en fondos públicos. En 2015, el 61 por ciento de nuestros ingresos -de 86,3 millones- procedió del sector privado y el 39 por ciento, del público -el 25,3 por ciento, de la Generalitat, el 10,7 por ciento, de programas europeos y el resto, de nacionales-. El equilibrio en ingresos es clave, porque posibilita una gran capacitación científico-técnica y capitalización en conocimiento -fondos públicos- con una respuesta ágil a las necesidades de las empresas -fondos privados-. En 2015, el 67 por ciento de los ingresos procedió de actividades de I+D. Mantener este equilibrio -en torno al 40 por ciento público y 60 por ciento privado- es importante, ya que el apoyo público permite ir varios años por delante de las necesidades empresariales en líneas estratégicas.

    La eficiencia y rentabilidad de los institutos tecnológicos se ha puesto en cuestión en reiteradas ocasiones. ¿Qué respondería al respecto?

    Los institutos tecnológicos no son un fin, sino un medio, una herramienta al servicio de la competitividad de las pymes. No hemos de ser rentables per se -si esto fuera así, el sector privado ocuparía este espacio-, sino sostenibles y con impacto social. Trabajamos para las empresas y los sectores; no pretendemos suplantarlos. Además, los datos demuestran que somos una buena inversión, tanto para las empresas como para la región. Según las conclusiones de un estudio de la Universidad Carlos III, las empresas que trabajan con nosotros son un 9 por ciento más productivas; exportan un 17 por ciento más fuera de la Unión Europea; desarrollan más innovación de producto; son más activas en proyectos de I+D interna, y captan más financiación pública para sus proyectos de I+D+i. En el caso concreto de la Comunitat Valenciana, los informes apuntan a que las empresas que trabajan con nosotros como socio preferente de colaboración suponen el 23 por ciento de la cifra de negocio de la región y que las exportaciones de estas empresas a países de fuera del ámbito de la Unión Europea representan el 11 por ciento del total del comercio exterior regional. En 2015, los institutos captaron 15 millones en programas nacionales y europeos y ayudaron a que sus clientes percibieran casi 28 millones más. Además, la inversión inducida por esta actividad se sitúa en los 141 millones. Se estima que el efecto de los institutos tecnológicos de Redit en la economía de la Comunitat Valenciana es superior al 1,8 por ciento del PIB -más de 1.800 millones de euros-.

    Los casos de corrupción destapados en los últimos meses han llevado a que, tanto desde la Generalitat, como desde la UE, se pidan sistemas de control más exhaustivos. ¿Cómo ha afectado a los institutos?

    Cada vez se fiscalizan y se controlan más exhaustivamente todas las ayudas públicas. Se trata de algo totalmente lógico y natural, porque la sociedad y el momento actual que vivimos exigen un mayor control. Estamos convencidos de que los controles son rigurosos. Los institutos tecnológicos son objeto cada año de múltiples auditorías, no sólo internas, sino también por parte de las distintas Administraciones de las que reciben apoyos. Como entidades receptoras de fondos públicos, se ejerce un enorme control, con diferentes mecanismos de intervención, que garantizan el correcto uso y justificación de las ayudas. Un expediente puede llegar a auditarse hasta 5 ó 6 veces. Este sistema de revisión por niveles garantiza el buen uso de los fondos públicos, pero requiere cada vez de más recursos internos, con un coste estructural.

    La situación del instituto de la imagen, Aido -investigada por fraude en subvenciones- y el de la construcción, Aidico -liquidado- ¿ha tenido repercusión en el resto de entidades y en el sistema en su conjunto? 

    Lo que ocurrió tuvo un impacto inicial negativo en imagen y reputación. Sin embargo, conviene aclarar que los institutos son independientes y autónomos en su gestión, y la responsabilidad de su gestión recae únicamente sobre el propio instituto. Estas irregularidades no deben generalizarse al conjunto. En Redit estamos convencidos de que el sistema funciona, y prueba de ello es que se detectaron las irregularidades. No hay muchos agentes que vivan 30 años. Hemos sabido adaptarnos y seguir fieles a nuestra misión y nuestra imagen, ahora, es muy positiva.

    La fusión de Aimme y Aidima, ¿es un caso aislado o el primero de otros movimientos esperados en el sector? ¿Hay más proyectos en estudio?

    Las fusiones deben responder a exigencias del mercado y requieren de una reflexión estratégica, atendiendo a las necesidades e intereses de las empresas y sectores clientes. Podemos decir que el caso de Aidimme es aislado, que no hay una estrategia de fusiones detrás, aunque tampoco podemos descartar que haya más, si es para dar un mejor servicio. No obstante, la colaboración entre los institutos abarca todos los ámbitos de actuación. Desde alianzas estratégicas -como las de Aimplas y Ainia, en envases alimentarios o en automoción-, proyectos de I+D+i, infraestructuras compartidas -como el Laboratorio de Arco Eléctrico compartido entre Aitex e ITE, único en Europa-, ensayos, formación, proyectos internacionales?

    ¿Se ha logrado revertir ya la 'fuga de cerebros' denunciada en los últimos años o aún hay más 'salidas' que 'regresos'?

    Entre 2010 y 2014, con la crisis y la desinversión pública en I+D+i, dejaron de trabajar en los institutos más de 400 personas y cerramos 2015 con 1.184. Afortunadamente, esta situación se ha estabilizado, e incluso esperamos un pequeño repunte para 2016. Nuestro principal activo son las personas y esta situación ha sido muy lamentable por el coste personal y las horas invertidas en formación especializada, que se han perdido. La clave para retener el talento es un sistema estable y condiciones laborales atractivas.

    (Para leer esta entrevista completa, así como otras noticias, reportajes y análisis puede acceder en este link al nuevo número de la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).