Enrique Peláez (Ecisa): "A un país sin garantías de seguridad física no vamos"
- Entrevista al director general de Internacional de Ecisa
Enrique Peláez Robles (Alicante, 1973) es director general de Internacional de Ecisa desde febrero de 2013, cuando la empresa familiar remodeló su estructura para reforzar el negocio exterior. Anteriormente, era director de Desarrollo de Negocio del grupo.
Ecisa tiene contratos en ocho países. ¿Les costó lograr el primero?
El primer contrato fue en Qatar en junio de 2008. Yo había estado en Libia, en Argelia, en Qatar... Allí los primeros viajes fueron en octubre de 2007. Nos costó como ocho meses, que para la realidad de lo que son los tiempos en internacional supone cierto nivel de éxito en cuanto a rapidez. Lo normal es el doble, porque lo hemos vivido luego con otras empresas en otros países, que desde que decides ir allí, ofertar, darte a conocer con clientes, mandar gente... el período normal es de 18 a 24 meses.
¿Conviene asociarse con empresas locales?
Seguro que sí, pero depende de para qué. Tú puedes implantarte en ese país y crear una sociedad con un accionista o puedes buscar un socio para desarrollar un proyecto concreto, como una UTE (unión temporal de empresas) en España. En algunos casos es imprescindible tener un socio local con un 51 por ciento, como en muchos países árabes, o puede que no sea así si es un contrato internacional. Hemos tenido de todos los tipos. En Qatar, por ejemplo, tenemos un socio local partícipe en la compañía, con un 51 por ciento. Con eso podemos ir a todo tipo de contratos.
¿Qué países o zonas son los más interesantes?
Los países donde estamos. Hasta ahora no hemos ido a ninguno del que nos hayamos retirado.
¿Cómo los eligen?
Para nosotros, los países donde es interesante estar tienen que tener un triple componente, lo que denominamos el triángulo del riesgo. Primero, una estabilidad contrastada desde el punto de vista institucional. A Libia fui yo cuando todavía estaba Gadafi y vi que era un país donde s podían hacer muchas cosas si ibas de la mano de los que estaban gobernando, pero que en cuanto se produjeran una serie de tensiones aquello iba a acabar mal. Lo que no pensé es que iba a ser tan rápido. Estabilidad es que si haces las cosas bien y cumples las leyes no te van a pasar cosas como, por ejemplo, en Venezuela, adonde no iríamos hoy. Luego está la seguridad física, que es que no vamos a mandar a nadie a un país al que no mandaríamos a nuestros hijos. O nosotros mismos. Somos una empresa familiar y para nosotros los empleados y sus colaboradores es importante que estén bien. Hemos creado una compañía en Ghana donde vamos a empezar a trabajar ahora, y Nigeria está al lado y es diez veces más potente, es el país más rico de África. Pero Nigeria es mucho menos segura. El tercer punto, igual es el potencial económico y la voluntad del país de desarrollarse en el ámbito de las infraestructuras viarias, ferroviarias, aeroportuarias o de viviendas. Si falla cualquiera de estos tres puntos, no vamos.
Habrá más que los cumplan.
Luego hay un segundo nivel, también muy importante, que es: ¿Y yo que tengo que ofrecer allí? Porque puede ser un país muy interesante para multinacionales españolas, que son muy buenas, pero a lo mejor esa no es nuestra liga, porque en nuestra liga hay que quitarle un cero para que podamos ser capaces de hacerlo bien tanto financieramente como en recursos humanos. Es decir, tiene que haber proyectos de 20, 50, 80, 100 millones de euros, que es lo que denominamos "nuestra liga", donde sí somos competitivos y sí aportamos un valor añadido, sobre todo en comparación con empresas locales de algunos países, donde estamos en un nivel muy por encima en calidad, maquinaria, ejecución, capacidad técnica de la gente... Hay países que tienen mucho nombre, pero que a nivel de empresas locales está ultracolapsado, por ejemplo, Brasil, además de que tiene un proteccionismo enorme.
¿Cuándo piensa que volverá a haber en España cifras razonables de construcción?
No me atrevo ni a pensarlo. Primero, tiene que haber equilibrio presupuestario, las administraciones tienen que pagar en tiempo y forma y tiene que volver la confianza a los ciudadanos y a los empresarios. Y al Estado y a los medios de comunicación. Lo primero que tiene que haber es un cambio de mentalidad. Sin eso, no habrá la estabilidad mínima necesaria para que la banca preste dinero a alguien que pueda hacer en un momento dado un desarrollo inmobiliario. En los próximos años, solo pensamos en obra privada relacionada con proyectos que los propios bancos desarrollan para quitarse la cartera de su suelo.