Incusa se centra en las pieles de lujo y pide igualdad de condiciones con Asia
- Curte piel para 15 marcas, entre ellas Prada, Loewe o Mephisto
- Pide a la UE que no de ventaja a Asia en la compra de materia prima
- La empresa se queja de que la "machacan" a impuestos
Si usted lleva un bolso de Loewe o Carolina Herrera o unos zapatos de Mephisto o Prada, es muy probable que la piel sea de vaca española y que haya sido curtida en Silla (Valencia), concretamente en el complejo que Industrias del Curtido (Incusa) abrió allí hace 68 años. Si compra calzado de calidad media, es improbable que la piel sea de Incusa, y si es zapato chino, imposible.
La empresa fundada por Silvino Navarro, que dirige su hijo homónimo, es una de las pocas curtidoras que sobrevivió al hundimiento de la industria zapatera en España provocado por la competencia china. Lo hizo dedicándose a la piel de muy alta calidad, la que quieren marcas nacionales o internacionales como las citadas y Clarks, Callahan, Fluchos o, en calzado infantil, Pablosky.
"Ahora trabajamos con 15 marcas buenas que te dan volumen, ya no se atiende a todo", explica Silvino Navarro (hijo). "Son clientes muy exigentes, que valoran la innovación, la calidad y el servicio y que esperan una regularidad, con la particularidad de que esto es un producto natural", añade.
La empresa asumió que no podía competir por precio, que tenía que aportar tecnología y productos diferentes. Navarro pone como ejemplo la piel de cuello crispado, que solo producen tres fábricas en el mundo -las otras dos son italianas- o lo que llama "doble piel", con diferente color por cada cara con el que Loewe fabrica algunos de sus bolsos.
El camino no ha sido fácil, ya que Incusa ha tenido que realizar varias reducciones de empleo, la última en 2012, e introducir mucha tecnología en una industria que era bastante artesanal. "Hace ocho años éramos 250, y ahora, 88, y hacemos la misma producción", señala, en referencia a la planta de Silla.
El problema ahora es la materia prima, ya que la demanda de piel está aumentando en China. Según Navarro, "la piel se está convirtiendo en un producto de lujo, y la piel buena, todavía más". De hecho, Incusa exporta a China piel de alta calidad a fabricantes como Skap.
La empresa compra el 50 por ciento de su materia prima fresca, directamente a los mataderos, algunos de ellos con contrato en exclusiva y otros, como el del interproveedor de Mercadona Martínez Loriente, mediante subasta. El resto es piel tratada con sal, que se puede almacenar hasta un año, a diferencia de la fresca, que no se puede congelar y tiene una caducidad similar a la de la carne fresca. Un 15 por ciento se importa y es de menor calidad que la española.
Marcas que compran fábricas
El peligro de una escalada en los precios de la materia prima ha hecho que grandes marcas como Louis Vuitton, Chanel y Hermès se hayan lanzado a la compra de fábricas de curtido para asegurarse el suministro, que en la Unión Europea tiene un problema añadido.
Como denunció la semana pasada el eurodiputado italiano Claudio Morganti, en la UE hay libertad para exportar pieles sin curtir, mientras que en el ámbito internacional muchos países han restringido la exportación de su materia prima. El resultado fue que en 2012 la UE exportó el 47 por ciento de su piel sin curtir, la mayoría a China, provocando un alza en los precios en Europa. "Pido a las autoridades europeas que juguemos todos con la misma baraja", reclama Navarro.
Incusa cotizó en bolsa hasta 2006, con dos familias emparentadas en su accionariado. Ese año, pidieron la exclusión mediante una Oferta Pública de Adquisición (OPA) para dividir el grupo. Los Navarro se quedaron el negocio de piel de vacuno, y los Ríos Navarro, el de piel pequeña (oveja, cabra y cordero), en lo que es el Grupo Lederval.
"Nos machacan a impuestos"
El director general de Incusa muestra su hartazgo con las cargas fiscales que soportan las empresas con historia, que ya han superado varias crisis y son las que más empleo mantienen. "Me parecen muy bien las ayudas a los emprendedores, pero que no se olviden de lo que ya tenemos; no quiero dinero, pero pido que desde el punto de vista fiscal no nos machaquen como nos están machacando", se queja.
Silvino Navarro enumera las recientes novedades fiscales para Incusa: el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) se ha duplicado, el de Bienes Inmuebles (IBI) y el canon de saneamiento han subido un 17 por ciento, la tasa de energía cuesta un 7 por ciento más y el gas ha sido gravado por el céntimo verde.
Por si esto fuera poco, la supresión de las bonificaciones en el sector del curtido en la cuota empresarial por contingencias comunes de los trabajadores mayores de 55 años le supone a la empresa pagar 120.000 euros más a la Seguridad Social. "Tenemos muchos mayores de 55 años, gente que lleva muchos años aquí", explica Navarro.
Al empresario valenciano le irrita que sea el Partido Popular el que suba impuestos a los empresarios. En su opinión, "para hacer una política industrial no es necesario tener dinero ni darlo, sino poner en marcha una política fiscal adecuada y un entorno favorable a la industria".
El grupo tiene casi 250 empleados en tres plantas que trabajan con vacuno. Incusa, en Silla (Valencia), curte piel para calzado, marroquinería y accesorios, y obtiene subproductos del serraje; Tenerías Omega, en Villatuerta (Navarra), produce piel para automóvil, aviación y marroquinería, y Dercosa, en Cheste (Valencia), curte serraje para calzado y marroquinería.
Un inspector de Mephisto firma cada piel
El día que elEconomista visitó la planta de curtido de Incusa, un inspector de la firma de calzado Mephisto revisaba, una por una, miles de pieles que su empresa ha comprado para la próxima temporada, hasta completar 3.000 metros cuadrados. Tras la revisión de cada pieza, el inspector la firmaba por detrás, dando así el visto bueno a la medición y expedición de la piel, cuyo destino es su fábrica de Sarreburgo (Francia).
Mephisto lleva más de 20 años como cliente de Incusa, al que este año comprará alrededor de 30 toneladas. La firma francesa compra sobre todo lo que se conoce como cuello crispado, piel arrugada con unas gotas de ácido, que es uno de los productos con mayor valor añadido de Incusa.
Otro es el Sanotan, piel curtida con titanio en lugar de con cromo, producto desarrollado en colaboración con el Instituto Tecnológico del Calzado (Inescop) que ha recibido varios premios por sus ventajas medioambientales e hipoalergénicas . Uno de los clientes de Sanotan es el fabricante norteamericano de guantes de béisbol Rawlings.
Según Silvino Navarro, "las grandes marcas miran mucho el tema de la sostenibilidad, el medio ambiente y la trazabilidad del producto", algo que Incusa garantiza, ya que de cada piel que vende tiene el historial desde que la vaca fue sacrificada. La empresa curte 1.300 pieles de vaca al día, la mitad en Valencia y la otra mitad en Navarra.
El departamento de I+D+i de Incusa está dirigido por Mariví Galiana, uno de cuyos objetivos es sacar el máximo partido a todos los subproductos de las pieles que llegan a la planta. Así, el serraje -la capa inferior de la piel, que se separa- no solo se vende a curtidoras de este material, sino que de él se extraen ingredientes para la industria de la alimentación, como fundas para salchichas.
El pelo de las pieles lo vende como fertilizante, pero el departamento de Galiana está ensayando la producción de macetas biodegradables a base de pelo y residuos del colágeno. La venta de subproductos representa un 10 por ciento de la facturación de Incusa.