La Zona de Actividades Logísticas de Valencia, casi siete años terminada y vacía
Valencia cuenta desde enero de 2006 con una de las mejores plataformas logísticas del Mediterráneo, la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) un polígono de 683.232 metros cuadrados junto al puerto, con sus parcelas, sus viales, sus farolas y sus conexiones listas para acoger empresas.
Sin embargo, desde hace casi siete años está vacío. La burocracia primero y la crisis después han impedido que desde que Sepes puso la última piedra las empresas hayan ocupado los casi 310.000 metros cuadrados de parcelas y los 31.500 de instalaciones de servicios de la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), situada junto al puerto, en una zona privilegiada para cualquier operador logístico.
El obstáculo para abrirlo inmediatamente fue administrativo y costó casi cinco años desbloquearlo. El problema surgió cuando las obras de la ZAL estaban acabadas y se procedió a la reparcelación. Se detectó que había 30.000 metros cuadrados expropiados cuyo titular era la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), es decir, que tenían naturaleza de dominio público y, por tanto, no se podían expropiar.
Este defecto formal provocó que la zona logística permaneciera vacía casi un lustro y que ahora salga al mercado en el peor momento económico.
Aunque Sepes y la CHJ dependen del Estado, los trámites de desafectación de ese suelo, inscripción en favor del Estado y transmisión a Sepes tenían sus plazos, sin que nadie fuera capaz de evitar la burocracia y autorizar mientras la comercialización y ocupación de la ZAL, muy importante para la actividad del puerto.
A este problema se añadió la pugna entre la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) y Sepes por comercializar las parcelas. Si bien en el año 2000 la APV encargó a Sepes la construcción -93 millones de euros de inversión- y comercialización de la ZAL, más tarde cambió de opinión y pidió encargarse de la gestión a través de su filial VPI Logística
Sepes cede la comercialización
Argumentó que conocía el mercado local y que Sepes había pasado a depender del Ministerio de Vivienda, lo que hacía pensar que se volcaría en el sector residencial. Finalmente, llegaron a un acuerdo en 2007 por el que Sepes concedió a VPI una opción de compra.
Sin embargo, cuando fue a materializarse la adquisición, los precios del suelo industrial comenzaron a caer y el pactado en la ZAL empezó a resultar demasiado caro. VPI retrasó la compra hasta que en enero de 2011 adquirió 10 hectáreas -la APV le inyectó 51 millones para afrontar la operación- y mantuvo la opción de compra sobre el resto.
Casi dos años después, ninguna parcela ha sido alquilada, según confirmó el director general de la APV, Ramón Gómez Ferrer, a elEconomista la semana pasada. "Estamos en ello", añadió. Las parcelas se ofrecen solo en régimen de alquiler y exclusivamente para actividades logísticas, es decir, almacenaje, transporte, manipulación y distribución de mercancías.