El Haarlem holandés
Pedro Grifol
En 1626 un grupo de holandeses emigrados a América fundaron una colonia a la que llamaron New Amsterdam, ese fue el comienzo de la historia de New York... y, por consiguiente, también el del barrio de Harlem, ya que el 'verdadero' Haarlem -con dos aes- es un pequeño pueblo situado a pocos kilómetros de Ámsterdam.
Como todos pueblos holandeses, Haarlem es simplemente llano. Limpio y coqueto; perfecto para ir en bici y excelente para pasear como turistas disfrutando de su relajado ambiente.
Como lo más probable es que lleguemos en tren desde Ámsterdam, nada más llegar puede dedicar unos minutos a contemplar su estación, Haarlem Central, un magnífico edificio estilo Art Nouveau de 1908 que merece la pena ser fotografiado. Aunque, arquitectónicamente hablando, los edificios más emblemáticos son los medievales, ya que muchos conservan las clásicas fachadas de gabletes (los elegantes remates triangulares que coronan algunos edificios de estilo gótico).
La calle frente a la estación, Kruisstraat, ancha, larga y recta, conduce a la Grote Markt (Plaza Mayor), desde donde se extiende el entramado de callejuelas que conforma el casco antiguo. Calles adoquinadas, llenas de encanto ¡y sin coches! y donde se ubican muchos románticos restaurantes... de esos que encienden velitas a la hora de cenar.
Antes de la caída de la tarde y elegir restaurante para el almuerzo, tenemos que cumplir las obligaciones del buen turista. A saber: visitar el Teylers (teylersmuseum.nl/en). Es el museo más antiguo del país, creado en 1779 por Pieter Teyler van der Hulst, un fabricante de tejidos de la ciudad y mecenas de las artes y ciencias. Las salas del museo conservan el encanto y el carácter del pasado. Alberga colecciones de fósiles, instrumentos de física y peculiares inventos mecánicos, como una gigantesca máquina electrostática que evoca visiones de excéntricos científicos. Tiene una amplia sala, Aquarellenzaal, con una mesa central y cómodas sillas para 'analizar' de cerca facsímiles de dibujos de cientos de importantes artistas, como Miguel Ángel o Rembrandt. Un verdadero placer para los amantes del dibujo. Por cierto, para Einstein, el Teylers era uno de sus museos favoritos, y lo llamaba "El museo de las maravillas".
El otro museo de obligada visita es el dedicado al pintor Frans Hals (franshalsmuseum.nl/en) considerado como el psicólogo del retrato barroco, y que vivió en esta ciudad casi toda su vida. Fue contemporáneo de Rembrandt, con quien compartió el claroscuro del mítico Siglo de Oro Holandés.
Si ama los jardines cuidados con primor, tiene que ver alguno de los hofje (casas de acogida para ancianos). Hay varias en la ciudad y figuran en las guías como un aliciente turístico más (Haarlem's Secret Gardens). Los hofje son grupos de casas individuales que se construyeron en torno a recintos internos y que originalmente acogían a mujeres que enviudaban. El situado en la calle Wijde Appelaarsteeg se cree es el más antiguo de Holanda (data de 1395), y consta de 24 casas adosadas construidas en torno a un patio interior con una bomba de agua en el centro y un espléndido jardín en el que pasar un rato agradable.
En otro contexto, también Haarlem tuvo una enorme fama cervecera -las primeras fábricas datan del siglo XIV-. En el 1400, la elaboración de cerveza se convirtió en la principal actividad comercial de la ciudad y su fama fue tal que se exportó cerveza por todo el mundo conocido, incluido el Lejano Oriente. En 1994, se creó la Sociedad Cervecera de Haarlem y buscó recetas antiguas para elaborar una cerveza con carácter propio, el resultado fue la jopen hoppenbier, según una receta del año 1500. Desde 2010, la cervecería Jopenkerk (jopenkerk.nl/haarlem) instalada en la antigua iglesia de Jacobskerk es el lugar más indicado para degustar cualquiera de sus 11 cervezas.
...Y como ya va cayendo la luz, habrá que buscar uno de esos acogedores restaurantes con velita, y una buena opción puede ser Dodici (dodici.nl). Sus dueños, que vienen de trabajar en restaurantes con estrellas Michelin practican inventos culinarios que muestran con sabiduría y estilo. Una experiencia dolce vita.
Cómo ir
Vuelo directo a Ámsterdam (aprox. 2:30 h.). El trayecto en tren desde Schiphol (aeropuerto de Ámsterdam) a Haarlem cuesta 8 euros.
Dónde alojarse
Amrâth Grand Hotel Frans Hals (amrathhotelhaarlem.nl/en). Situado en pleno centro y rodeado de bares y restaurantes. Otra opción, también el centro, es el Ambassador City Centre Hotel (galahotels.com).
Más información. www.visithaarlem.com/en