Lo que nos hubiera gustado saber antes de... visitar un templo sikh
Turismo y Viajes
Probablemente más de una vez te hayas cruzado en aeropuertos u otros lugares internacionales con hombres de rasgos indios, de pobladas barbas, muy altos y que cubren su cabeza con un turbante de un único color fuerte. Estabas ante un sikh.
Los sikhs proceden de una antigua casta de guerreros de India y surgieron en un momento de conflicto entre musulmanes e hindúes bajo la creencia de que "no hay hindúes, no hay musulmanes, no hay más que un Dios, la Verdad Suprema".
Los sikhs veneran las enseñanzas del Libro Sagrado (Granth Sahib) y consideran el pelo como un regalo de Dios. Por eso, no se lo cortan y lo llevan recogido dentro del turbante que se ponen cada mañana. Hay otros signos que los caracterizan, como el uso de una ropa interior específica que les permite la movilidad de un guerrero, llevar una pulsera de acero como símbolo de la honestidad y una pequeña daga para defender a quien lo necesite.
La mayoría de los sikhs viven en la provincia de Punjab donde se encuentra, en la ciudad de Amritsar, el Templo Dorado. Es, sin duda, el templo más importante para esta comunidad, ya que alberga el original Libro Sagrado.
Son una comunidad especialmente querida por los peregrinos debido a su hospitalidad. Las cocinas del Templo Dorado nunca duermen y en sus comedores se sirve comida gratuitamente las 24 horas del día a cientos de miles de personas. No importa la religión, la clase social, ni el origen del peregrino. Todo el mundo es bienvenido a comer en un templo sikh siempre que tenga en cuenta algunos detalles:
-Tanto hombres como mujeres tienen que llevar la cabeza cubierta (normalmente en la entrada de los templos suele haber pañuelos para poder cubrirse en caso de no tener).
-Descalzarse. Hay un lugar específico para dejar los zapatos en el que no se piden propinas.
-Es posible que en la entrada compartan contigo una bebida de bienvenida o un pequeño snack.
-Para acceder a los comedores tendrás que hacer una fila y esperar tu turno. Una vez dentro del salón, ocupa tu sitio en el suelo y espera a que los voluntarios pasen a servirte tu ración.
-Al terminar, cada persona recoge su bandeja y la deposita en el lugar correspondiente.
Nadie te va a pedir en ningún momento que pagues lo que te has comido. Todo funciona gracias a los voluntarios increíblemente bien coordinados y las donaciones que los sikhs hacen desde todas partes del mundo. En el caso de querer colaborar con su obra, hay una zona habilitada para ello que forma parte del complejo del templo (una especie de taquillas). Después de hacer la donación, se le hace entrega al benefactor de un recibo que la justifica y se le muestra en qué cantidad de arroz mezclado con azúcar (alimento que se utiliza para la comunión) "se ha transformado su dinero".
Además, en templos tan grandes como el Templo Dorado en el que al día se sirven más de 100.000 comidas, están encantados de contar con el trabajo voluntario de todos los visitantes. Y es que, en un lugar como este, siempre hay mucho qué hacer.
Próximamente hablaremos sobre lo que nos hubiera gustado saber antes de... juntarnos a conversar con un monje budista.
Ésta es la entrega nº 2 de la serie "Lo que nos hubiera gustado saber antes de...", escrita por Rubén y Lucy, autores del blog http://algoquerecordar.com