A solas con las Pirámides
Pocos viajeros habrá que no hayan sentido curiosidad alguna vez por el antiguo Egipto. Aquella civilización grandiosa y avanzada, que arraigó en torno al Nilo, construyó una mitología original que todavía hoy se resiste a desvelar todos sus misterios. La piedra de roseta desbrozó el camino para entender su lenguaje, pero no hay roseta que arroje luz sobre otros muchos de los misterios que nos abordan cuando pisamos suelo egipcio.
Las pirámides de Giza son un magnífico ejemplo del halo de misterio que acompaña a Egipto. Pese a lo mucho que se ha hablado, investigado y especulado sobre ellas continúan siendo hoy en día una incógnita en muchos sentidos. Colosales construcciones ideadas para servir de tumba al faraón e imbuidas de simbolismo en cada detalle. Hasta ahí todos de acuerdo, pero cuántas dudas en torno a cómo fueron construidas y que significado último poseen. Todavía actualmente se siguen haciendo descubrimientos, aunque las respuestas muchas veces conduzcan a nuevos enigmas.
El historiador griego Herodoto calculó que la construcción de la Pirámide de Keops, también conocida como la Gran Pirámide, debió concluirse en unos 20 años para redondear sus 146 metros de altura. Durante ese tiempo habrían trabajando en ella, de forma constante, día y noche, unos 100.000 hombres. Los estudiosos de egiptología han constado coincidencias geométricas y astronómicas asombrosas en esta construcción, como que la colocación de sus aristas coincide con los puntos cardinales o que sus medidas guardan relación con el número pi. La única de las siete Maravillas del mundo antiguo que sigue en pié en nuestros días sigue rodeada de incógnitas. Algo que no hace sino redoblar su encanto.
Lo que está claro es que ni con todo el conocimiento que se atribuye a los antiguos egipcios, el faraón Keops, "dueño" de la Gran Pirámide, podría haber imaginado que más de cuarenta siglos después la "casa" que ordenó construir para preservar su cuerpo, su alma y sus tesoros hasta el más allá, sería un lugar de interés y "peregrinación" para el turismo. ¡El turismo!, un fenómeno tan extravagante para la mente de un egipcio en el año 2.500 a.C., como para nosotros pueda ser la idea de apilar varios millones de bloques de piedra de dos toneladas y media que culminen apuntando al astro rey. Y para mayor complicación hacer que estén surcadas internamente por angostas galerias sin sentido aparente.
Ahora, mientras que el país se encuentra inmerso en la agitación del cambio político que está llamado a cambiar su historia, las pirámides se han quedado a solas con sus misterios. Obviamente no será por mucho tiempo. La incertidumbre aleja automáticamente al turismo, pero la incertidumbre se diluye pronto. Mientras, el que pueda que aproveche la circunstancia para viajar y disfrutar casi "en soledad" de la historia, como hicimos nosotros.
En una mañana "invernal" de marzo -lo que aquí se traduce casi en 30 ºC-, somos un pequeño grupo, minúsculo a los pies de la Gran Pirámide, ahora casi ausente de miradas curiosas. Por una vez son los camelleros, extrañamente ociosos, los que observan a los visitantes y no a la inversa. Hoy no tienen trabajo, no hay apenas turistas a los que pasear y ellos se limitan a esperar a los que vengan. Pacíficamente, seguros de que volverán.
Es inevitable pensar en la suerte que tenemos de estar aquí justo ahora. El momento es privilegiado por el simple hecho de poder admirar a nuestras anchas la panorámica única de Giza, sin el parloteo de la muchedumbre que habitualmente invade la explanada antes de que el sol apriete. Será difícil en el futuro que se vuelva a repetir una circunstancia parecida. Todos deseamos volver a Egipto, dejarnos seducir de nuevo por sus misterios, pero sabemos que la visión espectacular de las Pirámides "en silencio" se evaporará en unos meses a lo sumo.
Las pirámides de Keops, Kefren y Mikerinos, y la siempre vigilante esfinge permanecen impasibles ante los cambios que afectan al país. A pocos kilómetros, en El Cairo, bulle el entusiasmo por lo mucho bueno que se espera de la transición a la democracia. Pero, para las Pirámides ese fervor sólo representa una coyuntura más en el transcurso de los siglos. Para nuestro pequeño grupo ha sido, sin embargo, una experiencia singular.
Más información sobre el destino:
http://www.egypt.travel