Egipto espera recuperar el 80% del turismo antes de fin de año
Apenas dos meses después de haber llevado a cabo una de las revoluciones más pacíficas de la historia, Egipto se encuentra ante un momento crucial marcado por dos desafíos: el primero, construir un régimen democrático tras 30 años de dictadura, y el inmediato, recuperar el turismo lo antes posible, pues de ello depende su economía y en directa correlación el triunfo efectivo de la revolución.
Imagen solitaria de la pirámide de Kefren.
Los egipcios afrontan con entusiasmo el reto de asegurar una transición política hacia una democracia real que dé respuestas y un futuro a una juventud que ha impulsado mayoritariamente la revolución del 25 de enero. En las calles de El Cairo se respira normalidad y mucho optimismo. El tráfico es, como siempre, caótico y la gente retoma su vida cotidiana. Pero hay algo que está fuera de lugar: no hay turistas.
Las pirámides de Giza ofrecen una insólita estampa con los camelleros descansando y los guías sin clientes a quienes ofrecer sus explicaciones. Estamos en uno de los lugares más turísticos del mundo, pero en la mañana en la que lo visitamos tan sólo un par de grupos de turistas se han acercado hasta aquí. La escena se repite en el Museo de El Cairo, en cuya entrada, habitualmente taponada de turistas que aguardan para admirar la tumba de Tutankamón, esta vez no hay que hacer cola. Lo mismo en el Gran Bazar de Kan de Khan Al-Khalili y en el resto de los puntos de interés turístico de la capital del Nilo.
Uno de los guías que trabaja para una destacada agencia local nos resume con toda claridad la situación. "Hace tres meses que no tengo trabajo", explica mirando hacia la Gran Pirámide, tan impresionante como siempre pero tan solitaria como nunca. Aunque los turoperadores empiezan a reactivar sus programaciones, las cancelaciones de estos meses pasados mantienen el turismo bajo mínimos, prácticamente paralizado. Y, "cuando para el turismo, se paraliza todo en Egipto", como dice resignadamente el guía que nos atiende amablemente.
Un camellero espera la llegada de turistas en la explanada de las pirámides.
Sin embargo, el presidente de la Autoridad Egipcia de Turismo, Amr El Ezabi, se muestra muy esperanzado en una pronta recuperación de la afluencia de turistas. "Esperamos haber recuperado entre el 80% y el 90% del turismo en octubre o noviembre", afirma en una rueda de prensa con periodistas españoles. "Ya hemos recuperado entre un 25% y un 30% respecto a marzo de 2010, y en verano quizás recuperemos hasta el 50% si se mueven mercados como el ruso" añade. Pero, sus estimaciones contrastan, de momento, con la ausencia de turistas en los sitios turísticos.
Las pérdidas económicas son difíciles de cuantificar y no hay acuerdo al respecto. Mientras la prensa local habla de hasta 4.000 millones de dólares por cada semana sin turismo, El Ezabi las ciñe a 800.000 euros al mes. Hasta el inicio de la revolución Egipto recibía 12 millones de turistas y el director de uno de los hoteles de lujo más importantes de la capital asegura que su establecimiento estaba facturando del orden de 75 millones de euros al año.
El Ezabi (en la fotografía) lanza un llamamiento a los turistas para que vuelvan a Egipto, insistiendo en que la revolución ha sido pacífica y la transición también lo está siendo. Con la situación normalizada, reitera que este es, además, un momento único para contemplar a "un pueblo que está escribiendo su historia, el de la civilización más antigua que va a dar lugar a la democracia más joven." La ola de agitación que se ha "contagiado" entre los países del mundo árabe todavía desincentiva a los turistas. Pero El Ezabi insiste: "Sharm-el Sheikh está a 3.000 kilómetros de Libia y Egipto es muy diferente a Libia, Siria o Túnez."
Lo cierto es que en la calle, con la plaza de Tahrir -epicentro de las protestas- "dormida", casi nada recuerda las revueltas de enero y las noches de incertidumbre que se vivieron. Quizás sólo el enorme edificio hasta entonces sede del Partido Democrático -paradójica denominación para la agrupación de Hosni Mubarak-, que se yergue todavía hoy ennegrecido por las llamas y vacío. A su alrededor la vida en El Cairo recobra su ritmo, sin inseguridad en el ambiente, y los ciudadanos se muestran ilusionados en que la nueva democracia traerá además de libertades, una mejora de la situación económica, muy deteriorada en los meses previos a la revolución.
El 15% del PIB de Egipto
Los egipcios son extremadamente conscientes de la importancia que el turismo tiene para el país y están mimando como nunca a los turistas que estos días visitan el país. El turismo es una de sus principales fuentes de divisas, junto al Canal de Suez y representa en torno al 15% del PIB. En consecuencia, las autoridades provisionales que han tomado el relevo al dictador Mubarak -hasta las elecciones parlamentarias previstas para septiembre- están muy preocupadas ante la ausencia de turistas, que pone en jaque al país, por lo que piden una y otra vez que restauren su confianza y vuelvan.
El turismo español es importante para Egipto. En 2010 se recibieron alrededor de 150.000 turistas españoles, con un incremento del 11% respecto al año anterior. Hace cinco años la cifra no pasaba de los 90.000 turistas, lo que da una idea del interés creciente por el destino. Aunque en volumen hay otros mercados más importantes, el turismo español es muy interesante porque tiene un potencial de crecimiento alto y porque, además el español es un turista "de calidad", interesado por la cultura y con un nivel representativo de gasto en destino.
La plaza de Tahrir, con el edificio del Partido Democrático al fondo.
El presidente de Egypt Air, Hussein Massoud, subraya el compromiso de la compañía aérea por restablecer las llegadas de españoles a Egipto. Massoud indica que no sólo se mantienen las frecuencias semanales que enlazan Madrid y Barcelona con Egipto, sino que se incrementarán de 8 a 14 de cara al verano.
Los intereses españoles no se ciñen exclusivamente al turismo. El embajador de España en El Cairo, Fidel Sendagorta, recuerda que hay muchas empresas españolas con intereses en el país y asevera que la recuperación del turismo beneficiará tanto a Egipto como a España. "Las empresas españolas tienen una apuesta de largo plazo por este país", apunta y pone como ejemplo a La Caixa, cuyos planes para instalarse en el país, convirtiéndose en la primera entidad financiera española en hacerlo, no se han visto alterados por la revolución.