El enclave de Norteamérica que incluye la ikurriña en su bandera

Volvemos a lo de otras veces: en el Imperio español no se ponía el sol, pero en Francia actualmente sigue sin ponerse. La República Francesa mantiene territorios que forman parte de Francia a todos los efectos por todo el planeta.

Francia mantiene posesiones en la otra punta del mundo, en Nueva Caledonia, territorio que incluye docenas de islas en el Pacífico Sur; en el Índico con la isla de la Reunión y Mayotte; y en América con el departamento de la Guayana francesa, Guadalupe, Martinica, San Bartolomé y San Martín.

Mucho más desconocido es el único enclave que Francia mantiene en América del Norte, llamado en francés Saint Pierre et Miquelon o San Pedro y Miquelón en castellano.

San Pedro y Miquelón es un archipiélago que se encuentra entre las costas de la Canadá continental y la enorme isla canadiense de Terranova. Lo componen una decena de pequeños islotes y las dos grandes islas que dan nombre al enclave, la de San Pedro y la de Miguelón, esta última unida por un istmo de arena a la isla de Langlade.

Este único enclave francés en Norteamérica es lo que le quedó al país vecino de España tras el desmantelamiento del Virreinato de Nueva Francia, que incluía territorios como Quebec y Luisiana, y no se trata de un departamento francés, sino de una colectividad territorial francesa más, que, eso sí, goza de un estatus peculiar. De hecho, también forma parte de la Unión Europea como un territorio especial.

Desde el siglo XVI

El archipiélago de San Pedro y Miquelón fue descubierto en el año 1520 por el navegante portugués Joao Álvares Fagundez, que bautizó el paraje como 'El archipiélago de las Once Mil Vírgenes'. El nombre le duraría apenas 16 años, ya que en 1536 el francés Jacques Cartier renombró todo el conjunto de islas como Isle Sainct Pierre o Isla de San Pedro, en homenaje al patrón de los pescadores.

El otro término que compone el nombre del archipiélago, Miquelon, llegaría algo más tarde. Proviene de la palabra 'Mikeleune', que a su vez procede del nombre de origen vasco Mikel (Miguel), acuñado por los primeros colonizadores franceses de las islas, que procedían del País Vasco francés y concretamente de la localidad de San Juan de Luz.

Los vascos comenzaron a poblar estas islas de Norteamérica después de que barcos balleneros procedentes del Iparralde (la zona vasca de Francia) frecuentaran la zona durante las campañas de pesca, pero en el siglo XVII ya se había consolidado en San Pedro y Miquelón una amplia colonia de franceses que integraban sobre todo vascos, pero también bretones y normandos.

Esa es la razón por la cual en la bandera de San Pedro y Miguelón se incluyen las del País Vasco, Bretaña y Normandía, todos ellos territorios franceses. La ikurriña fue incluida en la enseña de San Pedro y Miquelón, además, en un momento en que no representaba oficialmente a entidad o región alguna.

La enseña de Sabino y Luis Arana

Ese estatus lo adquirió la bandera vasca por primera vez en 1979, cuando se convirtió en el símbolo oficial de la comunidad autónoma del País Vasco o Euskadi gracias el Estatuto de Autonomía aprobado ese año. Antes solo se había usado antes durante la II República Española, desde 1936, por parte del Gobierno Provisional del País Vasco.

La enseña vasca fue creada por los hermanos Sabino y Luis Arana en 1894 inspirándose en la del Reino Unido, y en un principio representaba únicamente a los territorios de Vizcaya.

Es la bandera de la comunidad autónoma española de Euskadi o País Vasco y solo es oficial en esa región. Aunque se use en ocasiones en Navarra o se consienta en ayuntamientos del País Vasco francés, no es oficial en esos lugares, solo en Euskadi.

La enseña de San Pedro y Miquelón incluye la ikurriña, bandera que suele figurar en los edificios oficiales junto a la de Francia y la de la Unión Europea, aunque tampoco es extraño ver en solitario la bandera vasca en estas tierras. San Pedro y Miquelon acumulan una amplia tradición euskaldun y celebran cada año sus Fiestas Vascas, que no desentonan con las que se celebran en los distintos territorios de Euskal Herria.

Apellidos vascos

En San Pedro y Miquelón abundan los apellidos que proceden del País Vasco. El archipiélago tiene apenas 7.000 habitantes y más de tres cuartos de ellos han nacido en las islas (76%), el 16,1% proceden de la Francia continental y menos del 1% son extranjeros.

Como ocurre en la Francia europea, donde se hablan varias lenguas, en San Pedro y Miquelón solo es oficial la lengua francesa, aunque en el lugar existen multitud de los nombres bretones, normandos y especialmente los vascos. De hecho, antiguamente se hablaba euskera, sobre todo durante el siglo XIX, pero se fue perdiendo hasta desaparecer por completo a mediados del siglo XX.

En todo caso, allí podemos encontrar apellidos de origen vasco como Artano, Arrosamena, Apestéguy, Detcheverry o Etcheberry, Daguerre, Goicoetchea, Haran o Tellechea, y lugares que igualmente recuerdan a los primeros moradores de las islas, como el Cabo de los Vascos, la Punta de los Vascos de San Pedro, la Granja Larranaga, el Puerto de los Vascos o la Calle de los Vascos.

Fiestas como en Euskadi

El momento del año en que San Pedro y Miquelón lucen más vascas que nunca es el mes de agosto. En verano, cada año se celebran allí las Fêtes basques o Fiestas Vascas, que duran una semana y finalizan con los Juegos de Fuerza Vascos: el clásico tira y afloja por equipos, exhibiciones de 'harri-jasotze' (levantamiento de piedras), 'aizkolaritza' (corta de troncos) y pelota vasca, entre otras actividades.

Todo ello frente a las costas de Canadá y a miles de kilómetros del País Vasco.

Las islas viven actualmente sobre todo del turismo. Es la principal fuente de ingresos de San Pedro y Miquelón junto con la pesca, y tiene en la visita de cruceros uno de sus puntos más fuertes.

Las Fiestas Vascas de agosto congregan también a muchos visitantes. Los europeos conocedores del País Vasco que no saben de la historia de San Pedro y Miquelón suelen alucinar cuando ven la ikurriña como un elemento más de la bandera local, así como el amplio número de costumbres vascas que se acumulan en esta tierras francesas de Norteamérica.