Transportes y Turismo

El nuevo borrador del reglamento de transporte de animales vivos pone en jaque al sector

  • La nueva normativa propuesta por la Unión Europea puede provocar que "se pierda todo el comercio internacional de animales vivos"
Camión de ganado en carretera

Juan Díaz Riquelme
Madrid,

En un momento de creciente conciencia sobre el bienestar animal, el sector del transporte por carretera se encuentra en una encrucijada regulatoria con la Comisión Europea. Mientras que la Comisión busca fortalecer las salvaguardas para los animales durante el transporte a través de normativas más estrictas, el sector, encabezado por la Unión Internacional de Transporte por Carretera (IRU), aboga por un enfoque que no solo mejore la protección animal, sino que también considere las realidades operativas del transporte por carretera. La IRU reconoce y aprecia los esfuerzos de la Comisión por mejorar el bienestar animal, pero argumenta que las medidas propuestas podrían no ser la solución más eficaz para los desafíos existentes. Miguel Ángel Higuera, director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino, se queja de que "no hay ningún otro país ni ninguna otra organización que tenga el mismo nivel de exigencias. El reglamento nos ha decepcionado porque ha sido tres años trabajando desde el punto de vista de las opiniones científicas para conocer cuáles son los requisitos y cómo podemos hacer para que los animales viajen en mejores condiciones y el resultado ha sido un borrador prohibitivo, es decir, que lo único que busca es hacer prohibiciones a la hora de transporte y no vemos ya un reflejo directo sobre el bienestar animal. Por lo tanto, están limitando el comercio dentro de la Unión Europea y alterando el libre comercio".

Desde las empresas del sector sugieren un replanteamiento de la propuesta legislativa actual, enfatizando la necesidad de un marco jurídico más claro, aplicable y armonizado en toda la Unión Europea. "Este marco debe garantizar la seguridad jurídica y mejorar la compatibilidad entre las regulaciones de transporte animal y el acervo comunitario en materia de transporte por carretera", aclaran desde IRU.

Entre las recomendaciones, se incluye una definición más precisa de las responsabilidades a la hora de determinar si un animal es apto para el transporte, considerando el papel de los diferentes actores involucrados, desde el poseedor hasta el veterinario. En este sentido, la nueva propuesta introduce nuevas disposiciones que tratan de delimitar mejor la responsabilidad del conductor y del operador de transporte. El cuidador de los animales en el lugar de carga debe asegurarse de que los animales presentados son aptos para el transporte. Además, la carga de los animales será supervisada por un veterinario, "pero no se ha determinado el papel y la responsabilidad del mismo", apunta Pedro Martínez, presidente de CETM Animales Vivos. Las definiciones de "viaje" de los animales, "lugar de partida" y "lugar de destino" siguen atribuyendo la responsabilidad de todo el viaje de los animales al operador y al conductor del transporte por carretera. "La responsabilidad de los transportistas debe limitarse al trayecto o tramos de transporte que realicen, por lo que el transporte puede ser igual al viaje del animal, pero no necesariamente". Por otro lado, apuntan que también debería añadirse una disposición que permitiera a un operador de transporte invocar la "responsabilidad compartida" en caso de que se transportara un animal visiblemente apto con una deficiencia oculta y su estado empeorara durante el trayecto de transporte sin que fuera atribuible a ninguna infracción por parte del conductor o del operador de transporte. Martínez continúa señalando que los transportistas solo cuentan con 20 horas de formación en relación al trato con animales, algo que resulta muy escaso para la responsabilidad que se otorga a estos trabajadores, aunque el nuevo reglamento también contempla que esa capacitación hay que renovarla cada cinco años, algo que consideran positivo.

Además, abogan por una mayor flexibilidad en la organización de los vehículos, permitiendo un uso más eficiente del espacio y evitando el incremento innecesario del número de camiones en las carreteras. En el contexto del transporte de animales, la propuesta mencionada destaca un incremento significativo en la necesidad de vehículos para mantener el bienestar animal, citando un aumento del 50% en el número de vehículos necesarios para transportar la misma cantidad de animales bajo las nuevas regulaciones. Este cambio no solo afectaría la eficiencia operativa del transporte por carretera, sino que también tendría implicaciones ambientales significativas, incluyendo un aumento en el consumo de energía y posiblemente en las emisiones de gases de efecto invernadero, en contraposición a los objetivos de sostenibilidad de la política de transportes de la UE. A este respecto, Higuera advierte que existe un problema añadido que es que al contar los animales con más espacio, puede que se golpeen unos con otros, poniendo en riesgo la estabilidad del camión.

Otro punto crucial es la propuesta de hacer más compatibles los tiempos de viaje de los animales con las normativas sobre los tiempos de conducción y descanso de los conductores. Algo que, si se aplica la normativa, está en riesgo, según los trabajadores del sector. El borrador del Reglamento establece la reducción a 9 horas de envío de animales a sacrificio, es decir, no se pueden enviar animales a matar con un trayecto que conlleve más de 9 horas, independientemente de las condiciones de viaje y de las condiciones del camión.

En el caso de los animales para vida, se pueden hacer 21 horas con 24 de descanso. "Actualmente tenemos 24 horas, por lo cual, para hacer el mismo viaje que estábamos haciendo ahora mismo, en vez de hacerlo en 24 horas, ahora hay que hacerlo en 48 horas", explica el director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino. Otro aspecto que, según todas las fuentes consultadas, imposibilitaría hoy poder cumplir con esta normativa es que no existen puntos de descanso suficientes para ganado para poder cubrir la demanda que se generaría dados los tiempos establecidos en el borrador del reglamento.

También los profesionales del sector del transporte de animales expresan su preocupación respecto a la nueva propuesta que considera las condiciones meteorológicas exteriores para autorizar los traslados, argumentando que se debería priorizar el mantenimiento de condiciones óptimas de temperatura interna en los vehículos para el bienestar animal bajo cualquier circunstancia. Critican que la medida ignora las tecnologías existentes para regular la temperatura interna, como el uso de sistemas de aire acondicionado, que permitirían ajustar el ambiente dentro de los compartimentos destinados a los animales. Además, señalan que la propuesta no aborda cómo manejar las variaciones inesperadas en las previsiones meteorológicas que podrían influir en la viabilidad del transporte. Y subrayan que la calificación de 25 °C como temperatura extrema podría comprometer significativamente la capacidad de transportar animales vivos en gran parte de la Unión Europea durante los meses de verano, lo que plantea serios desafíos logísticos y económicos para el sector. Ya que, según lo establecido por la normativa, si se supera lo que se establece como temperatura extrema, solo se podrían hacer viajes por la noche. Miguel Ángel Higuera concluye advirtiendo que si no se realizan cambios en el borrador del reglamento de transporte de animales vivos, "todo lo que es el comercio internacional de animales vivos, sobre todo los animales que necesitamos importar de Francia o de Países Bajos, desaparecería, con lo que tendríamos un déficit de producción española que se repercutiría en un déficit de producción cárnica y de leche. En el caso de los rumiantes, perderíamos casi seguro la exportación a países terceros, es decir, todos los animales vivos que estamos exportando al norte de África, los perderíamos. El nuevo reglamento provocaría que se doble el coste por animal transportado. Y tendríamos algunos problemas desde el punto de vista logístico, tanto en granjas como en mataderos, porque habría que cambiar las estructuras para adaptarse a la nueva normativa".