Telecomunicaciones y tecnología
El Mobile World Congress estudió dejar Barcelona por la tensión política
- Los organizadores lo reconocen un año después
Estela López
El consejero delegado de GSMA, John Hoffman, reconoció lo que hace un año era un secreto a voces: que la celebración del Mobile World Congress 2018 en Barcelona estaba en peligro por la inestabilidad política. La organización del principal congreso de tecnología móvil del mundo sopesó hasta dos ubicaciones alternativas fuera de España, indicó el directivo, con motivo de la presentación de la edición 2019 del evento, que tendrá lugar en la capital catalana del 25 al 28 de febrero y prevé atraer a 107.000 asistentes y generar un impacto económico de 473 millones de euros -parámetros similares a los de la edición de 2018-.
Hoffman incidió en que el riesgo fue elevado y que su nivel de preocupación llegó a tal extremo que incluso estaban "preparados para cancelar" la edición de la capital catalana y llevarla a otro lugar. No quiso concretar los destinos alternativos, si bien descartó tajantemente las opciones que aparecieron entonces en medios de comunicación, como Lisboa y Dubai.
Hay que recordar que, hace un año, Cataluña vivía los meses posteriores al referéndum independentista del 1-O, con repetidas movilizaciones en las calles, la Generalitat intervenida por el artículo 155 de la Constitución y el Parlament intentando investir a Carles Puigdemont -fugado al extranjero para huir de la Justicia española- como presidente catalán tras las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017.
La GSMA ya da el episodio por "superado", y Hoffman afirmó que están muy satisfechos con las instalaciones y apoyo institucional que reciben en Barcelona -ciudad con la que recordó que tiene contrato vigente hasta 2023 y que de momento no prevén cambiar-, si bien constató su preocupación por la huelga convocada por los trabajadores del Metro de Barcelona para la edición del Mobile World Congress 2019. Confió en que sindicatos y empresa lleguen a un acuerdo que permita desconvocar los paros antes del congreso, que ya ha sufrido huelgas de transporte en varias ediciones -la última en 2016- desde que desembarcó en Barcelona en 2006.