Telecomunicaciones y tecnología
Las otras Kodak aún tienen carrete
La aparición de nuevos competidores o la falta de adaptación a las nuevas tendencias ha llevado a muchas empresas a situarse en una encrucijada: adentrarse en una reestructuración o quedar abocadas a la desaparición. Es el caso de grupos como HP o IBM, que han decidido tomar medidas para levantar el vuelo y seguir jugando en el nuevo tablero de juego impuesto por el mercado.
En un mundo de constantes cambios, la capacidad de adaptación a los nuevos tiempos marca la diferencia entre la supervivencia o la muerte, hasta del más gigante. Tras más de 100 años de historia, la de Kodak es una triste realidad. La que fuese líder indiscutible del mundo de la fotografía lucha todavía por mantenerse a flote tras declararse en suspensión de pagos en 2012. Su incapacidad para adaptarse a la era digital, a pesar de contar con patentes en este tipo de imagen, a la par que la aparición de fuertes competidores como Canon o Fujitsu, supuso su debacle. Sin embargo, a veces las experiencias ajenas sirven para aprender y en el mercado actual hay grandes compañías tecnológicas que han decidido renovarse para evitar ser las futuras Kodak.
Una de ellas es HP. Fundada en 1939 por William Hewlett y David Packard, hablar de HP es hacerlo de ordenadores e impresoras. Durante mucho tiempo fue un grande en el mundo de la informática, pero el surgimiento de nuevos jugadores como Lenovo, Apple o Google ha marcado la diferencia. ¿Por qué? En los últimos años las ventas de ordenadores no han dejado de caer frente al auge de dispositivos como los smartphones o las tablets. Según la consultora IDC, en 2013 los ingresos por la vía del PC cayeron un 9,8 por ciento, y pronostican que esta tendencia se mantenga hasta 2018.
Además, HP tiene que luchar contra empresas como la china Lenovo, fabricante de ordenadores y equipos tecnológicos, que ya es el tercer productor de móviles del mundo y, tal y como ellos mismos afirman, "por primera vez, somos el número uno en el mercado del PC y tablet". En este sentido, hace 14 años HP capitalizaba en bolsa más de 150.000 millones de dólares, hoy ronda los 73.000 millones. De hecho, en 2012 registró unas pérdidas superiores a los 12.600 millones de dólares. Ante esta tesitura la compañía ha tomado una decisión para reorientar su futuro: dividirse en dos.
De este modo, en octubre se anunció que el actual grupo pasará a ser HP por un lado, englobando el negocio de PCs e impresoras, y, por otro, HP Enterprise que se dedicará al mundo del software y los servicios. Ambas cotizarán de forma indepediente. "Con la transición de una HP a dos nuevas compañías, estaremos en una mejor posición para competir en el mercado, apoyar a nuestros clientes y socios y generar el máximo valor para los accionistas", explicó Meg Whitman, consejera delegada de HP.
Algo parecido le ocurrió a IBM. Pasó de ser el fabricante de ordenadores más grande del mundo a sumergirse en una grave crisis. En enero de 1993 tuvo que hacer frente a unas pérdidas superiores a los 4.000 millones de dólares, cerca de 42.900 trabajadores fueron despedidos y se proyectaba despedir a 25.000 más a lo largo de ese año. Un hecho que marcó un cambio de rumbo en el grupo y le obligó a comenzar una reestructuración. Así, empezó a reducir su dependencia económica de la venta de equipos para orientarse más a servicios -el año pasado un 57,4 por ciento de sus ingresos ya provino de esta área-.
Tal es su apuesta por el software que se deshará de su división de hardware (producción de conductores y semiconductores para ordenadores). Por un lado, ha alcanzado un acuerdo con Globalfoundries por el que éste se hará con el departamento, pasando a ser el el proveedor exclusivo de chips de IBM en los próximos 10 años. Por otro lado, la compañía ha pactado con Lenovo la venta de una unidad de negocio que utiliza chips de Intel.
Con esta decisión, el grupo, que ha perdido más de un 35 por ciento de su valor en bolsa desde sus máximos de 1999, espera acometer una reestructuración que lo mantenga en el tablero de juego. Aunque en los últimos cuatro años sus beneficios no han batido las previsiones del consenso de mercado, ha logrado mejorarlo en un 11 por ciento. Ahora bien, para 2014 se espera una caída del 3 por ciento.
En el caso de Microsoft, continúa siendo el gran gigante de la programación para ordenadores.
Eso sí, en el sector de los teléfonos móviles, donde se libra la verdadera batalla, va bastante retrasado. Y es que nada más y nada menos que se enfrenta a dos pesos pesados como Google con su Android y a Apple con su iOS. De hecho, en 2013 la cuota de mercado de Google, en lo referente a sistemas operativos de smartphones, se aproximó al 80 por ciento, mientras que la compañía de la manzana consiguió un 15,2 por ciento, según un informe de IDC.
¿Qué resultado logró Windows Phone -sistema operativo de Microsoft para estos dispositivos-? Un 3,3 por ciento. Precisamente, para impulsar esta área de negocio, Microsoft se hizo el ejercicio pasado con Nokia, la que fuera la primera compañía mundial en la venta de móviles pero a la que la falta de adaptación a la tecnología táctil la relegó al olvido. En términos bursátiles, la compañía que fundó Bill Gates también ha perdido cualidades. Ahora su capitalización ronda los 400.000 millones de dólares, lejos de los más de 600.000 millones que llegó a valer en el año 1999. No obstante, en términos de beneficio es como el buen vino: para 2014 se espera que consiga casi 14.000 millones de dólares más que hace una década.
¿Se repite la historia?
Algunas compañías no están sabiendo reorientar sus negocios para mantenerse a flote, al menos de momento. Basta con mirar a BlackBerry. El grupo que llegó a estar en la pelea por el mercado de los teléfonos móviles va perdiendo cada vez más terreno, ya que según IDC el año pasado su cuota de mercado fue del 1,9 por ciento, frente al 4,5 por ciento del año anterior.
Si hace apenas cuatro años su beneficio superaba los 3.000 millones de dólares, para 2014 los expertos esperan unas pérdidas de 200 millones de dólares. Del mismo modo, sus títulos han pasado de cotizar en los más de 140 dólares que marcaron en 2008, a los 10 dólares en los que se mueven ahora.