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Baja la preocupación por el cambio climático



    La situación económica sube en la escala de importancia otorgada a los problemas globales y España es el país donde más se reduce la zozobra por el calentamiento global, según el último Eurobarómetro

    Hoy, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, un problema global que ha descendido puestos en la escala de preocupaciones de los españoles como resultado de la crisis económica. Según el último Eurobarómetro dedicado a la percepción de los europeos sobre el medio ambiente, publicado el pasado marzo, de toda la UE sólo los portugueses sienten menos zozobra que los españoles por el cambio climático.

    De los grandes desafíos globales, lo que más inquieta a los españoles y a la mayoría de los europeos es "la pobreza, el hambre y la escasez de agua potable", que aglutina el 45 por ciento de las respuestas, seguido por "la situación económica", con el 39 por ciento; a mucha distancia se encuentran "el cambio climático", con el 8 por ciento, y el "terrorismo internacional", con el 2 por ciento.

    Se da la circunstancia de que la preocupación de los españoles por el cambio climático ha descendido 16 puntos en la escala en relación con lo que manifestaban en la anterior encuesta europea sobre la materia, elaborada en 2011. Casi en esa misma proporción -el 15 por ciento- ha aumentado nuestro desasosiego por la pobreza, el hambre y la escasez de agua potable. El miedo sobre la evolución de la situación económica también ha experimentado un incremento importante, del 10 por ciento.

    Así pues, el mal rumbo de la economía nacional ha influido en la percepción de los problemas globales, algo que también se ha reproducido en prácticamente todos los países: sólo en Dinamarca no aumenta la preocupación por la economía -se reduce un 2 por ciento-, y sólo en Suecia hay un crecimiento relevante de la intranquilidad por el cambio climático -del 9 por ciento-, aunque en otros países, como Alemania, Finlandia y Austria, también sube ligeramente, menos del 5 por ciento.

    En conjunto, los europeos creen que el cambio climático ya no es tan importante; si en 2011 ocupaba la segunda posición de la escala, tras la pobreza, el hambre y la escasez de agua, en esta última edición de la encuesta ha descendido a la tercera, cediendo la segunda a la situación económica. Y los mayores cambios se registran en los países más castigados por la crisis: Chipre, Italia, España, Portugal?

    El calentamiento global sigue percibiéndose como muy grave

    El cambio de prioridades, sin embargo, no afecta al convencimiento de que el cambio climático es un problema muy grave; de hecho, la sensación de peligrosidad de los europeos ha aumentado ligeramente desde el 68 hasta el 69 por ciento. Los españoles le otorgamos una nota del 7,9 sobre una escala de 10, sólo por detrás de Italia (8,2), Grecia y Hungría (8).

    A la hora de actuar para combatir el calentamiento, los europeos creen que es una responsabilidad de los Gobiernos -48 por ciento- o de la industria -41 por ciento-, mientras que sólo el 25 por ciento lo siente como una responsabilidad individual; no obstante, la mitad afirma haber hecho alguna acción personal para combatirlo, porcentaje que sube hasta el 61 por ciento en el caso de los españoles.

    Y entre las cosas que decimos hacer para prevenir el calentamiento, las dos primeras tienen relación con la reducción y la separación de los residuos. Los luxemburgueses afirman ser los más recicladores de todos -un 87 por ciento dice que lo hace-, mientras que los españoles resultamos ser los peores a la hora de mejorar el aislamiento de nuestras viviendas para reducir el consumo energético, con un escaso 9 por ciento. Dejar de usar productos desechables, y comprar bienes de temporada y de origen local, son otros dos comportamientos especialmente señalados.

    Energía: más renovables y menos importaciones de fósiles

    El 80 por ciento de los ciudadanos comunitarios confía en que aprovechar la energía de un modo más eficiente puede impulsar la economía y crear empleo, creencia en la que España ocupa la segunda posición, con un 88 por ciento, sólo superada por Suecia. Hasta el 90 por ciento de los europeos considera importante incrementar el peso de las energías renovables en la cesta energética -el 93 por ciento en España-, y hasta un 70 por ciento está de acuerdo en que reducir las importaciones de combustibles fósiles beneficiaría ecónicamente a la UE.