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La inflación del Reino Unido sigue siendo excesivamente elevada, mientras el Banco de Inglaterra mantiene su postura sobre política monetaria



    En el mes de enero, la inflación del IPC del Reino Unido registró una caída mínima del 0,5% intermensual, que se traduce en una subida del 2,7% interanual por cuarto mes consecutivo (el periodo más largo en que el IPC anualizado ha permanecido invariable), manteniéndose en el nivel máximo posterior a mayo de 2012. Si bien la mayor presión a la baja sobre el IPC mensual vino dada por un descenso en los precios de la ropa y el calzado (-5,4% intermensual), los precios del transporte y de otros servicios de las viviendas y domésticos también realizaron una contribución negativa. Incluso con la posibilidad de que la inflación se mantenga por encima del 2% durante los dos próximos años, la dinámica de la producción se mantendrá, en el mejor de los casos, relativamente estable, debido a que el lastre provocado por las medidas de austeridad sigue suponiendo un riesgo a la baja: la economía del Reino Unido necesita una nueva flexibilización monetaria, un hecho reconocido por el Banco de Inglaterra. Dado que la política monetaria y las políticas financieras no son ortogonales, algunos de los problemas podrían ser pronto abordados por el comité de política financiera, en lugar del comité de política monetaria. Para que el impacto en los mercados sea más inmediato, también es posible que el Banco se mantenga firme en lo que respecta a la excesiva fortaleza (relativa) de la libra.