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La inestabilidad política continúa siendo la maldición italiana



    En medio de una atmósfera de aumento de la parálisis política, es muy probable que la capacidad del gobierno italiano para impulsar las importantes, aunque impopulares, reformas estructurales a través del parlamento llegue a un punto muerto en las fechas previas a las elecciones generales, a las que el primer ministro tecnócrata Mario Monti ha declarado que no se presentará. Para que Italia sobreviva dentro de la Eurozona, es necesaria alguna forma de "Montismo", es decir, un gobierno comprometido con una austeridad fiscal gradual y una reforma estructural progresiva, que al mismo tiempo siga las políticas de recuperación del crecimiento basadas en el aumento de la solicitud de ayuda exterior. En este momento no vemos en Italia ningún sucesor creíble de Monti ni de su gobierno, y los actuales sondeos de opinión apuntan hacia una coalición multipartidista potencialmente heterogénea, liderada por el centroizquierdista Partido Demócrata. Aunque no es nuestra hipótesis de base, sigue siendo posible la caída del gobierno y el adelanto de las elecciones.

    Por Mark Willis y Nouriel Roubini.