El-Erian: por qué la Fed no va a adoptar una tercera ronda de QE
- Factores económicos, políticos e internacionales juegan en contra
Los datos conocidos ayer confirman que la economía de EEUU ha vuelto a recaer sin ninguna duda. Y no es la única. Otras economías también se están ralentizando o contrayéndose, algunas por culpa de la austeridad fiscal (como Reino Unido o las atribuladas economías periféricas europeas) y otras porque están frenando su política monetaria para contrarrestar la escalada de la inflación (como China y otros países emergentes).
Así lo asegura Mohamed El-Erian, el número dos de Bill Gross en la gestora Pimco, en un artículo en CNBC.com. Con esta generalidad de economías ralentizándse y con el desempleo estancado en niveles muy elevados y tornándose cada vez más estructural, los participantes en el mercado se preguntan si las autoridades norteamericanas volverán a estimular la economía. Y con los estímulos fiscales fuera de juego debido a los problemas de déficit y deuda, todos los ojos están fijos en la reacción de la Fed.
Es decir, ¿habrá un programa de Quantitative Easing 3? Esto es, otra ronda de compras de activos por parte de la Fed que impulse las valoraciones y haga que la gente se sienta más rica, lo que les llevará a gastar más en bienes y servicios.
Bastante gente cree que sí, basándose en un precedente muy reciente: el año pasado, un significativo debilitamiento de la economía en el segundo trimestre (incluyendo predicciones de un doble suelo) llevó al QE2 y a un nuevo paquete de estímulos fiscales.
Las razones de El-Erian
Pero El-Erian desestima el paralelismo histórico y considera muy improbable que haya un QE3. Para ello, se basa en un análisis de factores económicos, políticos e internacionales. Bernanke ha dicho públicamente que las medidas deben ser juzgadas por el equilibrio entre beneficios, costes y riesgos.
"Sospecho que ahora hay un amplio acuerdo en que este equilibrio ha cambiado en el caso del QE3: rebajando las potenciales ganancias e incrementando las probabilidades de daños colaterales y de consecuencias negativas inintencionadas", opina El-Erian.
También está claro, a su juicio, que, en su intento de lograr una inflación "sana" de activos (como una subida de la bolsa), la Fed también consiguió inflación "mala". Esta última, que básicamente ha tomado la forma de una escalada de las materias primas, es estanflacionista ya que impone una tasa inflacionaria tanto en la producción como en el empleo; y por tanto, contradice el objetivo del QE2.
La política también desempeña un papel complicado, según este gestor. Después de que el balance de la Fed se ha disparado, hay una creciente incomodidad en Washington porque un grupo de funcionarios que no han sido elegidos puedan implementar de facto medidas fiscales con muy poco control. Los responsables de la Fed se dan cuenta de ello, y probablemente se resistirán a tomar nuevas medidas que puedan erosionar su autonomía.
Y finalmente, está el ángulo internacional. Con unos impedimentos estructurales que limitan la absorción eficiente de los estímulos en EEUU, las inyecciones de liquidez provocan un aumento de los flujos de capital hacia otros países. Si sumamos a eso que debilitan el dólar, estos flujos complican la gestión de la economía en el resto del mundo. Alimentan la inflación y las burbujas de crédito, y obligan a esos países a endurecer su política monetaria.
El resultado es que la economía global se convierte en un coche que se conduce con un pie en el acelerador y otro en el freno, hace una metáfora El-Erian. Si ponemos tdo esto junto, la conclusión está clara: "Es improbable que haya un QE3; y si lo hay, se empleará más tiempo en lidiar con los costes y los riesgos en vez de con los beneficios".