Científicos de EEUU quebraron las reglas de sífilis en Guatemala
La investigación financiada por Estados Unidos no trató a los participantes como seres humanos y no les informó de en qué estaban inmersos, al igual que ocurrió en un estudio similar en Estados Unidos, dijeron el lunes miembros de la comisión.
Estados Unidos pidió perdón formalmente el año pasado por el experimento, que estaba destinado a probar la penicilina, algo que desveló décadas más tarde un profesor universitario.
La comisión del presidente Barack Obama para el Estudio de Asuntos Bioéticos investigó el experimento de la sífilis y trató los descubrimientos clave el lunes en Washington. El informe final se publicará en diciembre.
"La gente que sabía, quería mantenerlo en secreto porque si se hacía más conocido, se transformaría en objeto de críticas públicas", dijo la líder de la comisión Amy Gutmann, presidenta de la Universidad de Pensilvania.
Las conclusiones tienen consecuencias para la diplomacia estadounidense e impactarán en la discusión ética que rodea a los métodos con los cuales se prueban los nuevos fármacos en los pacientes, ya que cada vez los fabricantes realizan más análisis clínicos en el exterior.
Guatemala condenó las pruebas llevadas a cabo por el Servicio Público de Salud de Estados Unidos, calificándolas de crimen contra la humanidad y el año pasado dijo que consideraría llevar el caso a un tribunal internacional. Las víctimas del estudio han demandado al Gobierno estadounidense.
Los investigadores de la comisión indicaron que el estudio de enfermedades de transmisión sexual como la sífilis era un objetivo científico importante en ese momento.
Sin embargo, indicaron que no encontraron excusas razonables para la forma en que se realizó el estudio en Guatemala, señalando que los investigadores engañaron a los participantes, no publicaron resultados, hicieron anotaciones pobres y aplicaron experimentos en un orden ilógico.
"Fue mala ciencia. Sin considerar los asuntos éticos (...) desde un punto de vista puramente científico, encuentro este cuerpo de ciencia desprovisto de cualquier sentido", indicó un miembro de la comisión, el doctor Nelson Michael, del Walter Reed Army Institute of Research.
Unas 1.300 personas fueron infectadas con enfermedades venéreas, cerca de 700 de ellas con sífilis. Entre ellos, prisioneros expuestos a prostitutas infectadas y pacientes de un hospital psiquiátrico. Algunos sujetos tenían bacterias en rasguños hechos en sus genitales, brazos o rostros.
Los pacientes recibieron penicilina con el fin de probar su capacidad de curar o prevenir la sífilis. La infección puede causar úlceras genitales y sarpullidos y, si no se trata, puede provocar daños en los órganos internos y causar parálisis, ceguera o muerte.
"Creían que 'estamos en guerra contra la enfermedad y en la guerra, los soldados mueren'", contó Susan Reverby, profesora del Colegio Wellesley.
"Es muy fácil decir 'Oh, nunca haríamos algo así'", dijo a Reuters. "Necesitamos pensar de verdad en lo que estamos haciendo ahora que vaya a parecer horrible en 20 años".