El remedio perfecto para los montañistas y el mal de altura: la hoja de coca
- Cuánto más rápido asciendas a una mayor altitud, mayor será la probabilidad de padecer el mal agudo de montaña.
- Los síntomas dependerán de la velocidad del ascenso y del esfuerzo que se realice
- La mejor manera de prevenir el mal de altura es ascender gradualmente.
Raúl González Pérez
Si eres alpinista, excursionista, esquiador o viajero a grandes alturas seguro que has escuchado alguna vez el término 'mal de altura'. Aunque suele perjudicar a deportistas, lo cierto es que afecta directamente a cualquier persona que ascienda a zonas de gran altitud.
Explicación
Esta falta de oxígeno se produce porque, conforme hay más altura, la presión atmosférica disminuye y hay menos oxígeno y nitrógeno, de manera que los alvéolos de los pulmones no pueden transportar la cantidad de oxígeno necesaria a la sangre.
Además de la falta de oxígeno (hipoxia), este proceso puede producir deshidratación, malestar e incluso la muerte por un edema pulmonar o cerebral. Eso sí, la gravedad del trastorno depende de la altura alcanzada, la velocidad con la que se consigue llegar a la cota y la actividad física desarrollada a dicha altura.
Beneficios de la hoja de coca
¿Y cuál es el antídoto para el 'mal de altura? Está claro: la hoja de coca. Se trata de una planta que posee una serie de nutrientes minerales, aceites esenciales y otros componentes con ciertos farmacológicos, siendo uno de estos el alcaloide cocaína, que en su forma sintetizada funciona como estimulante con propiedades muy adictivas.
Ahora bien, en su estado natural, actúa como un estimulante ligero que ayuda a combatir la sed, el cansancio, el dolor e incluso resulta ideal para aliviar el mal de altura. De hecho, es una técnica bastante común en puntos de Perú, México, Argentina o Colombia.
Recomendaciones
Cabe destacar que el riesgo de padecer mal de altura está presente cada vez que se viaja o se lleva a cabo un ascenso a una altura superior al lugar de procedencia.
La medida más eficaz para prevenir esto es ejecutar un ascenso de modo gradual y planificado, a lo largo de varios días y estableciendo jornadas de descanso a medida que se avanza para que el cuerpo se aclimate. Si no es posible planificar un ascenso progresivo, es aconsejable consultar con un profesional sanitario antes de realizar la actividad.