Retail - Consumo

El enoturismo, factor clave para el impulso del turismo de calidad

  • Las visitas a las Rutas del Vino crecieron un 18% en 2023  y generaron más de 100 millones
El enoturismo, que ha emergido en los últimos años como un factor clave para la economía de las regiones vitivinícolas.

Juan Alegría

El turismo supone más del 12% del PIB de nuestro país, continúa creciendo año a año y constituye sin lugar a dudas uno de los principales motores de la economía española. Sin embargo, es bien sabido que nuestro modelo turístico tradicional que históricamente ha resultado tan exitoso no es necesariamente el modelo de éxito de futuro.

De hecho, el llamado "turismo de calidad" –donde el indicador ya no sólo es el número de turistas sino el gasto per cápita- debe ser nuestra prioridad y concentrar los esfuerzos de futuro de esta industria, no es sostenible un modelo basado exclusivamente en una oferta de bajo coste con la que no seremos competitivos. La buena noticia es que España es un país con unos activos y con un patrimonio cultural, artístico, histórico y gastronómico que nos permite diferenciarnos, ofreciendo mucho más que otros destinos competidores.

Uno de los vectores claros de crecimiento del citado turismo de calidad es el enoturismo, que ha emergido en los últimos años como un factor clave para la economía de las regiones vitivinícolas de España. Según los últimos datos disponibles, las visitas a las Rutas del Vino de España crecieron un 18% en 2023 respecto al año anterior, generando un impacto económico superior a los 100 millones de euros solo en bodegas y museos. Por otra parte, durante la Semana del Enoturismo de 2023 más de 50.000 personas visitaron bodegas y centros de interpretación del vino, lo que pone de manifiesto la relevancia del sector.

Este desarrollo del enoturismo refleja un interés creciente por parte de turistas nacionales e internacionales que buscan una experiencia más completa, que no se limita únicamente al recorrido por un viñedo y a la degustación de vino sino que además integra el conocimiento y el disfrute de la cultura, la gastronomía y el patrimonio local. El impacto económico y social de esta oferta turística "ampliada" es evidente, no sólo en las bodegas que la promueven sino en la sostenibilidad del entorno, incentivando la conservación de los viñedos y la producción agrícola y contribuyendo a dar un nuevo impulso a las zonas rurales y a los territorios a veces menos conocidos.

En este contexto, desde Osborne hemos destinado importantes inversiones durante los últimos años a nuestros "centros de visitantes" -Bodegas Osborne en El Puerto de Santa María, Cinco Jotas en Jabugo, Bodegas Montecillo en La Rioja, Casa Nordés en Galicia y Caviar Riofrío en Granada- en los que damos a conocer nuestros procesos de producción y en los que maridamos el vino con otros productos extraordinarios, excelentes embajadores de la gastronomía española. Como empresa, el desarrollo de nuestras marcas es una prioridad estratégica y hemos comprobado el impacto positivo y la conexión emocional que la experiencia "eno-gastro-turística" provoca en nuestros visitantes, reconvertidos así en consumidores fieles y, en última instancia, en "brand lovers". En nuestra opinión, y con la experiencia acumulada, las empresas bodegueras y elaboradoras de otros productos tradicionales de nuestra gastronomía -como jamón o aceite de oliva- no debemos entender estos centros de visitas exclusivamente como una cuenta de resultados que difícilmente será rentable per se: debemos incorporar a la ecuación el impacto que esta actividad genera a largo plazo en nuestras propias marcas y, sobre todo, en la sostenibilidad y promoción de nuestro entorno.

En conclusión, el enoturismo es ya un sector que contribuye de manera estratégica al crecimiento y evolución del turismo español hacia un turismo de calidad, que impulsa el desarrollo, "premiumización" y visibilidad internacional del sector vitivinícola -en el que nuestro país sigue siendo una referencia mundial- y que contribuye sustancialmente a la sostenibilidad y recuperación de la España vaciada. En consecuencia, en los próximos años, todos –empresas bodegueras, asociaciones sectoriales, otras empresas vinculadas a esta actividad, administraciones públicas- deberemos reforzar esta apuesta estratégica por la calidad innegociable, por la renovación permanente y por la promoción de la oferta enoturística.