Luis Arnau: "Nuestras pistas son inteligentes y ya simulan condiciones de asfalto mojado"
- "En 2023 prevemos un aumento de ventas del 20% en Navidad y facturar 5,5 millones"
- "El montaje se ha facilitado y ahora pueden correr hasta nueve coches a la vez en las pistas"
- "Las pantallas son aliadas en la mejora de la experiencia de juego para los nuevos 'targets'"
Javier Mesa
La Navidad ya está encendida desde en las ciudades españolas. Con ella, además del turrón, los cuñados y las cenas de empresa, cada temporada vuelve una joven marca española de 60 años, un clásico bajo los árboles de millones de hogares que aguanta la competencia de las omnipresentes pantallas.
La mayoría tenemos algún recuerdo familiar asociado a Scalextric, ¿qué se siente al ser algo así como uno de los Reyes Magos?
Scalextric es una marca muy aspiracional y todo el mundo la tiene presente. Cuando conoces a alguien y le cuentas dónde trabajas, la respuesta siempre es una sonrisa de oreja a oreja. Es muy agradecido poder estar detrás de un negocio que, al final, aporta felicidad.
Su marca cambió de manos y hace cinco años volvió a su familia...
Nace en 1962 como parte de la empresa de mi abuelo, Exin, un pionero responsable de juguetes como Tente o Madelman. En 1993 llegó a suspensión de pagos y cambió dos veces de manos hasta que en 1998 volvió a una empresa de Barcelona, Tecnitoys, que desarrolló muy bien la marca, pero que se vio muy afectada por la crisis del 2007, por lo que en 2013 pasó a ser gestionada por Educa - Borrás hasta que la retomamos en 2018. Sin embargo, en todo este tiempo, mi padre ha estado muy vinculado a la marca a través del desarrollo de I+D.
Es decir, que el corazón del producto siempre fue de su familia.
Sí. Scalextric es a día de hoy lo que es a nivel de producto gracias a mi padre. Este vínculo y el know-how nos animó a retomar un proyecto desde el cariño y el convencimiento de que podríamos dar al mercado lo que está pidiendo.
¿Qué resultados han obtenido en estos cinco años?
Hemos crecido un 70% y nuestro objetivo, desde una perspectiva conservadora, es llegar a 10 millones de facturación en cinco años. El año pasado cerramos con 4,5 millones y este llegaremos a los 5,5 millones.
¿Los problemas económicos de los últimos años han puesto a prueba su carácter aspiracional?
Empezamos con muchas ganas y nos encontramos con el Covid y después con la crisis de los fletes, que nos afectó mucho por tener nuestra producción externalizada en Asia. Han sido épocas complicadas, pero estamos contentos porque, a pesar de esto, hemos visto que la marca y el producto tienen cabida en el mercado. Empezamos siendo muy conservadores a nivel de cantidades, pero no hemos dejado de crecer cada año.
¿Cómo se presenta su campaña estrella, la Navidad?
Muy parecida a la del año pasado. Tenemos previsiones de crecimiento en torno al 20%, sobre todo a nivel global porque estamos empezando a retomar la venta internacional. En estas fechas se concentran el 70% de nuestras ventas.
¿Se ha interrumpido con la crisis la tendencia a adelantar las compras?
Sí, lo hemos notado estos dos últimos años de incertidumbre económica. Hay un poco de miedo en general. Se nota que al final la gente espera hasta el último momento a hacer las compras de Navidad.
¿El carácter intergeneracional de vuestro producto os permite aguantar frente a consolas y móviles?
Debemos reconocer que, además de teléfonos y consolas, nuestra competencia ha crecido con nuevas formas de entretenimiento. Antes había muy poca variedad de juguetes y ahora, al igual que en el supermercado, tienes muchas opciones. Pero es cierto que nosotros tenemos un producto validado. Cada vez que le pones a un niño el mando de un Scalextric y el coche en la pista, se queda enganchado. El producto gusta y por eso lleva 60 años en el mercado en los que sumamos 13.000 km de pistas y 12 millones de coches fabricados.
¿Cómo han adaptado su juguete a lo largo de las décadas?
No hemos parado de innovar para mejorar el producto y conseguir que las nuevas tecnologías que aparecen, como las tablets, se conviertan en un aliado. Traemos esta tecnología para que nuestra experiencia de juego sea mejor. Tenemos una aplicación con la que configuras tu usuario y tu coche, el circuito, la modalidad de competición, los resultados, etc. Aplicamos toda esta innovación con el objetivo de acercarnos más a los targets actuales, mucho más familiarizados con todas estas tecnologías.
¿Sacan partido de alguna manera a esa hiperconectividad de los niños actuales?
En España hay hasta 500 clubes donde la gente monta sus pistas y acude a competir entre ellos. De hecho, hay un campeonato entre clubes. En breve, nuestra idea es que la aplicación no se limite a la gestión de la carrera en casa, sino que permita también conectar una comunidad de jugadores en línea con esa necesidad de compartir resultados, trucos o modelos que muestran hoy en día los chavales. Tratamos de 'gamificar' la experiencia.
¿Cuáles son las mejoras más importantes que han introducido?
Hemos dotado a las pistas de inteligencia con Scalextric Advanced, una mejora que permite tener hasta nueve coches en dos raíles y pueden ir cambiando para adelantar y hasta entrar a repostar gasolina, además de modificar la intensidad de frenado para simular las condiciones climatológicas con lluvia del asfalto. Además, hace años ya que mejoramos el proceso de montaje y desmontaje, uno de los tradicionales handicaps de Scalextric.
Conforme pasan los años, ¿su público potencial se amplía?
Tenemos producto enfocado a un público que va de los 4 a los 99 años. Además, debemos dar respuesta todas esas personas que son coleccionistas y que buscan tener determinado modelo de coche. Buscamos ese match entre generaciones con un catálogo amplio. Este es el motivo por el que buscamos las colaboraciones con fabricantes como Cupra, que produce en Martorell, y que el año pasado funcionó tan bien que rompimos stock.
La creciente digitalización, ¿se traduce en aumento de ventas online?
Las ventas por este canal digital no dejan de aumentar y ya representan el 30% de nuestra facturación. Muchos clientes ya son nativos digitales y, aunque les sigue gustando ir a tiendas, acuden para hacer prospección y comprar online.