Retail - Consumo

La Flor Burgalesa, la pyme galletera que planta cara a los gigantes del sector a base de innovación

  • Celebra su 75 aniversario con el lanzamiento de productos bañados en chocolate
  • Espera alcanzar una facturación de 33 millones frente a los 28 millones de 2022
  • La compañía, que nació como una pequeña panadería, llega a la tercera generración
Instalaciones de La Flor Burgalesa

Rafael Daniel
Valladolid,

La galletera La Flor Burgalesa cumple 75 años con el futuro despejado. A sus buenas perspectivas económicas -prevé pasar de 28 a 33 millones de facturación este año euros- se une el lanzamiento de nuevos productos bañados en chocolate, un "hito" para una compañía que pertenece al selecto club de empresas familiares que llegan a la tercera generación, que solo se produce en el 20% de los casos.

La historia de Florbú tiene su origen en la pasión de una familia por las galletas. Un entusiasmo que ha conseguido que esta firma galletera, una de las más antiguas de España, siga creciendo y se mantenga, tras 75 años, como una empresa familiar, en un sector en el que "estamos rodeados de gigantes", afirma su director general, Ángel Juan Pérez García, el "más veterano" de los miembros de la tercera generación que lleva las riendas de la compañía.

La Flor Burgalesa nació oficialmente en 1948 cuando Afrodisio Pérez y su mujer Consuelo González dejaron atrás tiempos difíciles y apostaron por la ciudad de Burgos para abrir una panadería, primero en el barrio de Sedas y después en la calle Diego Laínez, donde también elaboraban dulces como rosquillas de yema, bizcochos de anís y su especialidad: las galletas.

Hoy en día, sus productos, forman parte del mercado tradicional y también están presentes en las principales cadenas de distribución a nivel nacional e internacional. Llegan a más de 37 países entre los que están Francia, Italia, Chile, Marruecos y Cuba, éste último uno de sus principales destinos. Una exportación que en términos de cifras supone más del 20% de la facturación total de la empresa (el pasado año 4,28 millones de euros).

Las claves del éxito de esta compañía se encuentran en "la constancia, el trabajo duro y la búsqueda de los pequeños huecos que nos dejan los grandes con innovación". Una de ellas fueron los productos saludables", un segmento por el que apostaron hace ya 25 años y supone una de sus mayores fuentes de ingresos.

La empresa es la sexta del ranking nacional en facturación, la tercera galletera con mayores inversiones en el período 2022-2023 y la 4ª en innovación de lanzamientos previstos para 2024.

Reinversión del beneficio

Pero sin duda, la reinversión de beneficios es una de las claves sobre los que se asienta la larga trayectoria de la compañía. "Los socios han apostado siempre por el proyecto", afirma Ángel Juan Pérez.

La compañía ha acometido inversiones por valor de 14 millones en los últimos 6 años, cuenta con 160 trabajadores y una producción diaria de 5.500.000 unidades de galletas.

Este año prevé alcanzar una facturación de 33 millones de euros pese "a la incertidumbre a nivel general y las situaciones que el sector galletero arrastra desde 2022. El año pasado fue el armagedon para todo el sector. Se juntaron todos los elementos por los precios de la energía, los cereales, el azúcar, el aceite de girasol, a lo que se añade en muchos casos la escasa disponibilidad de materias primas", una situación que obligó "a ser muy flexibles y rápidos a la hora de tomar decisiones y solventar los problemas".

"Vivimos para contarlo", asegura Ángel Juan Pérez, que recuerda que "aunque terminamos en positivo fue uno de los peores años de la compañía y de todo el sector".

Además de la tradicional María, la fábrica fue una de las primeras en producir los famosos barquillos. Un producto que actualmente cuenta en la planta de producción con dos líneas, que a pleno rendimiento, son capaces de elaborar más de 5 millones y medio de kilogramos en un año.

Los miembros de la familia fundadora

Un momento clave en la historia de crecimiento de la empresa se produjo en el año 1997 cuando la fábrica se instaló en el polígono de Villalonquéjar. Un desarrollo que permitió ampliar las líneas de horno de galletas y adaptarse a las nuevas tendencias del consumidor: productos integrales y sin azúcar.

En el año 2009 se realizó una importante inversión con la compra del horno automático más grande de España para producir los exquisitos barquillos. En el año 2016 se ampliaron las instalaciones con Florbú 2 y a su vez nació la gama Florbú Te Cuida.

La compañía familiar en este 2023 ha invertido 4,5 millones en un ambicioso proyecto de una nueva línea con la que se realizará el bañado en chocolate de las galletas. La puesta en marcha de esta línea creará una decena de puestos de trabajo y abrirá más mercado, tanto nacional como internacional, todo un reto para la compañía en un momento en el que "hay una situación a nivel mundial de escasez y de subida de precios importante que nos va a complicar la cosa un poquito", asegura el directivo.

Y en el año 2024 se retomará el proyecto Florbú 3 que supondrá una importante inversión y apuesta por el futuro. Se trata de la ampliación de las instalaciones, que cuyos terrenos compraron justo un día de que se decretase el confinamiento por la Covid..

"Nos gusta hacer las cosas un poco complicadas y compramos unos terrenos colindantes. Escrituramos una de las dos parcelas un día antes del confinamiento y la otra tuvimos que esperar a que los notarios pudiesen abrir sus despachos", explica con ironía Ángel Juan García.

Junto a la apuesta por la calidad, la diversificación y la innovación, esta industria galletera tiene un importante compromiso con el bienestar social. El uso de hornos y maquinaria que causen el mínimo impacto medioambiental es algo prioritario en la filosofía de la empresa. Otra de las acciones es que realizan packs con film biodegradable que se fabrica con materiales renovables.

El autoconsumo solar es una realidad gracias a la instalación de paneles solares sobre el tejado y en cuanto a la calidad, primordial en la fabricación, esta empresa burgalesa alcanza los más altos parámetros y requisitos, tal y como prueba el certificado IFS Food. Además esta empresa muestra su lado más solidario donando, al mes, más de 500 kilos de productos al banco de alimentos y colaborando con todos los eventos y entidades deportivas burgalesas.