Retail - Consumo
Fernanda Soto, la extremeña que venden croquetas por toda España
- Las crisis han reinventado su negocio
Carmen Apolo
Torremejía (Badajoz),
Las Croquetas de Fer es el típico caso de éxito de un negocio que se inició previo a la pandemia sanitaria ocasionada por el Covid-19 y que hoy está vendiendo miles de kilos de croquetas artesanas y gourmet por toda España, y cómo forma anecdótica también en Londres en un restaurante que se llama Llerena y es de la empresa Jamón y Salud.
En el año 2017 decidió transformar su restaurante en Torremejía en un obrador artesano de croquetas gourmet con más de 39 variedades de este producto que se vende en distintos restaurantes, pero también a particulares a través de las tiendas de barrios y pequeñas franquicias, pero siempre alejado de las grandes cadenas de distribución.
A pesar de la gran variedad, el pedido estrella son las de jamón ibérico, que siendo extremeño, no es de extrañar. En su carta las hay saladas, pero también dulces, una importante apuesta y fusión culinaria, porque desde que dio el salto, Fernanda Soto no ha parado de innovar y de formarse en este campo.
En su elaboración ella no sólo piensa en la parte económica, que es fundamental en un negocio, su día a día lo marca el sentimiento y el cariño que pone en los fogones, una buena materia prima y su elaboración de la forma más tradicional han sido su carta de presentación, porque quien "prueba repite", afirma Fernanda Soto.
Este negocio familiar da empleo a tres personas, además de Fernanda Soto, que poco a poco están encontrando en la venta online y en el marketing digital su principal aliado en un mundo donde cada vez los mercados son más globales.
La venta online de este producto congelado está marcado por sus condiciones alimentarias, por ello destaca que trabajan con una empresa de logística de congelación nacional que lleva a sus croquetas allá donde las piden.
Las crisis la han obligado a reinventarse, afirma, eso sí siempre apostando por la calidad y por productos extremeños, que fuera de aquí son reconocidos por su extraordinaria calidad, por lo que reconoce que hay "mucho nicho de negocio".
Sus puntos álgidos de venta son para la Navidad y para el periodo de primavera y verano con las bodas y comuniones, pero todo muy controlado en tiempo y cantidades, porque ellos trabajan de forma artesanal y alejada de toda la industrialización alimentaria, por lo que aseguran cada pedido.
Desde que tuvo su restaurante se dio cuenta que las croquetas eran el plato estrella, por lo que decidieron aportar por este producto tan típico en la gastronomía mediterránea.
Para ella y su familia el cambio de negocio ha sido "lo mejor" que podía haber hecho, pasar de los horarios de la restauración a un horario de obrador es muy gratificante para la vida en familia, ello unido a que los resultados "también acompañan" pues es todo muy gratificante.