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Crisis nacional en EEUU: la escasez de leche para bebés pone en pánico a los padres

    Foto: Alamy

    Javier Collado Sánchez

    Pocas situaciones generan más angustia a un ser humano que no poder dar de comer a su hijo. Y es a lo que se enfrentan cientos de miles de familias en Estados Unidos en las últimas semanas, cuando la carestía de leche para bebés se ha exacerbado. Según cifras de esta semana, más del 40% de los establecimientos del país se han quedado sin existencias de leche de fórmula, ante lo que el gobierno de Biden ha tenido que mover ficha con el fin de intentar asegurar el suministro.

    Así, esta semana el presidente de EEUU ha invocado la Ley de Producción de Defensa (DPA, por sus siglas en inglés), una norma creada en 1950 por la que el estado podía imponer a las empresas la producción de los bienes que necesitasen para la defensa nacional. Pero Biden lo ha utilizado en esta ocasión para que las compañías que fabrican los componentes de estas leches aceleren su producción y se lo vendan a los productores de estas leches de fórmula para intentar paliar la carestía.

    Además, se ha ordenado la búsqueda de otras leches en el extranjero que cumplan los criterios sanitarios de EEUU para importarlas a la mayor brevedad posible. Estas medidas tendrán una duración inicial de medio año, en los que se espera poder solucionar el problema.

    Desde el lado corporativo, Abbott, uno de los mayores productores del país, ha anunciado un plan para reabrir una de las plantas de producción que cerró en febrero. Entonces, el regulador alimentario estadounidense (FDA) detectó que al menos dos niños habían muerto como consecuencia de una bacteria en una de las leches de Abbott. La FDA instó a la retirada de varias de las marcas de la compañía, y Abbott sacó del mercado productos como Similac, Alimentum y EleCare y cerró su planta de Sturgis (Michigan), que reabrirá ahora para retomar la producción, aunque no se verán resultados hasta dentro de ocho semanas. También incrementará su producción en otras plantas.

    Por su parte, Nestlé informó a inicios de semana de que había aumentado la producción y distribución tanto a minoristas como para su venta online, poniendo especial atención en los productos más orientados a bebés enfermos que necesitan alimentación especializada, como leches para niños que tienen alergia a la proteína de leche de vaca. También desde Mead Johnson han acelerado el ritmo, sin esperar a llenar los camiones para embarcar la mercancía, explicaba a Reuters un ejecutivo de la firma.

    A raíz de la situación actual, varios políticos estadounidenses - como la presidenta de la Comisión Federal de Comercio, Lina Khan -  han subrayado que se trata de un sector muy concentrado en pocas empresas - las tres mencionadas representan el 90% del mercado - , lo que provoca que ante mermas repentinas como la de Abbott, las estanterías se vacíen. Hay que reseñar que casi el 98% de la leche de fórmula que se consume en el país se produce en EEUU, dado que los estándares de calidad son tan altos que no los cumplen las fabricadas en otros países o porque las diferencias en el etiquetado dificultan su importación. Los aranceles del 17,5% tampoco facilitan las cosas.

    La Cámara de Representantes de EEUU ha citado a declarar a las principales productoras de leche para bebés el próximo 25 de mayo para que expliquen cómo se ha llegado a la actual escasez. Los demócratas presentaron además un plan de financiación de emergencia de 28 millones de dólares para que la FDA acelere sus inspecciones de las plantas y se incremente la velocidad del suministro.

    Todo empezó con la pandemia

    La escasez de leche para bebés ya viene arrastrada desde el segundo semestre del año pasado. Pero el mercado ha entrado en la habitual espiral de carestía, por la cual los padres han ido comprando más de lo que necesitaban en el corto plazo para asegurarse que no les faltase en el futuro. Eso, a su vez, disminuye la cantidad de producto disponible, lo que agrava la situación.

    En consecuencia, muchas tiendas han tenido que establecer en los últimos meses límites de compra por persona. Las grandes cadenas, como Walgreens, CVS o Target, se han sumado a esta opción, de forma que los padres más desesperados van en peregrinación por los distintos centros de su zona para hacer acopio de este producto.

    Y es precisamente este acopio desaforado lo que empezó a gestar el problema. Cuando el coronavirus empezó a expandirse por Occidente en febrero y marzo de 2020, la población vació las estanterías de papel higiénico, harina... y leche para bebés. Al bajar las ventas en los meses posteriores por las reservas acumuladas en los hogares, los productores perdieron las referencias sobre la dimensión de la demanda. Ello coincidió con un incremento de nacimientos en estos últimos meses en EEUU.