Renta variable

Renault quiere poner solución a su 'máquina de perder dinero' rusa


    Irene Hernández

    La automovilística francesa trata de dar la vuelta al mayor fabricante de coches de Rusia, AvtoVAZ, tras las medidas tomadas por su anterior presidente ejecutivo. Renault es el accionista mayoritario de la compañía, en la que invirtió 2.300 millones de dólares para aprovechar un mercado que parecía tener futuro.

    Hace un mes, el presidente ejecutivo del fabricante de automóviles ruso AvtoVAZ, Bo Andersson, fue obligado a dejar su cargo. Ocupó el puesto apenas durante dos años, el tiempo en el que Renault le confió su apuesta para manejar miles de millones de dólares en el mercado de coches en Rusia.

    La firma francesa, junto con su socio Nissan, empleó 2.300 millones de dólares en AvtoVAZ hace unos años, con la intención de hacerse con el control de la compañía y la esperanza de sacar provecho de un mercado que parecía tener un futuro brillante.

    Andersson despidió a miles de trabajadores y renegoció contratos con proveedores para intentar subsanar los problemas que una economía deprimida como la rusa estaba causando, agravada por los bajos precios del petróleo y la debilidad de las sanciones económicas impuestas por la intervención de Rusia en Ucrania. Sin embargo, estas medidas de ahorro causaron el descontento de muchos.

    "Bo Andersson hizo todas las cosas que cualquier hombre de negocios educados en Occidente haría: El derecho del tamaño de la empresa y reducir los costos", dijo Tim Urquhart, analista de la firma de investigación IHS Automotive. "Pero el gobierno ruso quiere las dos cosas, un proyecto social y una empresa competitiva en la era moderna. Es imposible."

    El descontento ha llegado hasta los niveles más altos de la élite política de Rusia. "Estás jugando con fuego", advirtió un aliado y amigo del presidente Vladimir Putin, Sergei Chemezov. El mismo que ha acusado a Andersson de manejar mal los despidos y de que no debería haber utilizado a los proveedores locales.

    Sin embargo, desde el entorno de Andersson aseguran que la decisión de su renuncia fue una sorpresa ya que las decisiones que había tomado habían sido aprobadas por una junta de AvtoVAZ, en la que Chemezov estaba presente. El CEO de Renault y Nissan, Carlos Ghosn, pocos días antes del anuncio de renuncia de Andersson, elogia su labor para la modernización de la planta de la automotriz rusa y la mejora de su calidad y la productividad.

    Desde la automovilística francesa aseguran que no existe ninguna división entre los accionistas, quienes están "totalmente de acuerdo en la dirección estratégica de AvtoVAZ", una estrategia con la que Renault dice que "siguen comprometidos".

    Citando la "terrible situación" en la economía rusa, Ghosn dijo que eran "inversores a largo plazo y podemos soportar dificultades en el corto plazo, siempre y cuando pensemos en el futuro. Dentro de un tiempo, el crecimiento se reanudará y queremos ser realmente el grupo principal que contribuya a esto", añadió.

    Las autoridades rusas se han comprometido una inyección gubernamental de miles de millones de rublos para ayudar a la industria automotriz. En febrero, AvtoVAZ informó que sus pérdidas durante el 2015 casi se triplicaron, pasando a unos 1.200 millones de dólares.

    La compañía rusa admite que necesita un rescate para seguir operando. Además, han adjudicado a los trabajadores una jornada laboral de cuatro días a la semana y una reducción salarial de una quinta parte. Para Renault, las fuertes ventas en Europa Occidental están compensando el rendimiento de su inversión en Rusia. Renault y Nissan se enfrentan a la necesidad de añadir más dinero en efectivo como parte de un plan de rescate para AvtoVAZ. El sucesor de Bo Andersson como CEO de AvtoVAZ es Nicolás Maure, quien anteriormente dirigió la filial Dacia en Rumania.