Política

Interior pidió a los ayuntamientos colocar bolardos para evitar atentados

  • Mossos y Ertzaina se resisten a instalar elementos disuasorios en vías concurridas
Atentado en las Ramblas de Barcelona. Imagen: Reuters.

Carmen Obregón

Hace solo dos meses, el servicio de Inteligencia Norteamericana, la CIA, advertía a los Mossos d' Esquadra del peligro que corría Barcelona, objetivo de los yihadistas desde hace tiempo. En la concreción de los datos, alertaba de riesgo en Las Ramblas, lugar por el que transitan 230.000 personas al día.

Este viernes, tras el atentado terrorista perpetrado por una persona que logró introducir una furgoneta por el centro de este emblemático lugar turístico y hacerla conducir a máxima velocidad, la renuncia de los Mossos de colocar bolardos o maceteros en los accesos de la vía cobra especial relevancia, lo que ha desatado una polémica entre vecinos, turistas y partidos políticos.

Con motivo de los atentados en Berlín en las navidades del año pasado, concretamente el 20 de diciembre de 2016, la Policía Nacional envió un comunicado a todas las comunidades autónomas para ordenar a los ayuntamientos que tomaran medidas concretas para prevenir un atentado yihadista. Entre las medidas, recomendaban la protección de espacios públicos con bolardos, maceteros, todo para impedir el acceso de vehículos donde tienen lugar grandes eventos.

En la instrucción de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, la Policía Nacional recordaba el atropello masivo de personas, como el del jueves en Barcelona, rescatando el modus operandi del atentado de Niza que arrasó la vida de más de 80 personas. Es decir, el uso de un vehículo de grandes dimensiones y también de gran tonelaje, que se lanzó contra una multitud de personas para causar el mayor número de víctimas posibles.

En aquel momento, la Comisaría General consideró necesario una reunión urgente de las juntas locales de seguridad o de las comisiones de coordinación policial en su caso, para establecer medidas de protección que impidiesen ataques de esas características.

Destacaba la instrucción lugares de alta concurrencia de personas, especialmente en fechas señaladas como los festejos de Navidad, las cabalgatas de Reyes, y por qué no, los lugares turísticos. Al mismo tiempo, el documento apelaba la intensificación de la coordinación y cooperación entre la Policía Nacional y las policías locales.

La postura de los Mossos

Apenas unas horas después del atentado de ayer en Barcelona, a instancias del Ministerio de Interior, la ciudad de Madrid reaccionaba instalando grandes jardineras en las calles más céntricas de la capital, entre ellas la calle Preciados y la Del Carmen, donde se concentran numerosos restaurantes y comercios.

El alcalde en funciones de la capital, Nacho Murgui, admitía la disponibilidad del Consistorio de seguir las recomendaciones del Ministerio dirigido por Juan Ignacio Zoido. De hecho, el Ayuntamiento de Madrid también se está planteando ampliar ciertas áreas peatonales pero, en este caso, y no como medida de movilidad, sino de seguridad. Palma de Mallorca también reforzó ayer su seguridad con hormigón y jardineras.

Sin embargo, la respuesta de Cataluña sigue siendo la misma que en diciembre del año pasado. Los Mossos, como la Ertzaina en el País Vasco se ven competentes en materia antiterrorista, reivindican su papel interlocutor con los consistorios -como instaba la instrucción de diciembre de 2016- y se reservan el derecho a bloquear con bolardos, macetas o barreras 'New Jersey' los accesos a espacios con aglomeraciones de ciudadanos.

Hoy, los Mossos d'Esquadra ven casi imposible colocar bolardos en cada punto que pueda considerarse objetivo, como han sido la Plaza de Cataluña y Las Ramblas, por donde circulan vehículos, ya que eso implicaría prácticamente impedir la circulación en la ciudad y por el contrario, no impediría que los terroristas actuaran en otros puntos.

El conseller de Interior, Joaquín Form, refuerza la postura de los Mossos d' Esquadra. Para Form, es imposible colocar bolardos en todos los puntos. Se pueden colocar con motivo de un concierto o de un partido del Barça, añade. "No es un debate práctico y objetivo", resuelve el dirigente catalán.

En ese sentido, argumenta que fueron agentes de la Guardia Urbana apostados en Plaza Cataluña los que primero detectaron a la furgoneta subiendo al paseo peatonal central de La Rambla, donde más abajo había otra de los Mossos. Pero a esa hora el bulevar estaba atestado de gente y fue imposible interceptarla antes de recorriera los 350 metros hasta el conocido Liceu.

Críticas de vecinos y turistas

Este viernes, las autoridades fueron objeto de las críticas de vecinos y turistas en Barcelona por no haber protegido mejor la vía más popular del centro de la ciudad contra un ataque mortal. Vecinos y trabajadores reconocen que temían que esa zona pudiera ser objeto de un ataque y por eso cuestionan que las autoridades de la ciudad y la Policía no hubieran instalado pivotes o bolardos. Otros creen que las instituciones tienen que valorar cómo combinar la seguridad con los intereses del turismo, un sector sensible a la presencia policial, y salvaguardar al mismo tiempo el estilo de vida de los ciudadanos.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, afirma que antes del ataque ya había mayor presencia policial en las calles de la ciudad y que los protocolos de seguridad se habían ido revisando constantemente.

"Esto se veía venir, aquello (por la zona de Las Ramblas) está pidiendo a gritos, después de lo de Niza, que entrara uno por ahí", dijo Gabriel Rabarte, un vigilante de seguridad de 50 años que trabaja en un centro comercial junto a la vía. "Ahí tenían que haber puesto un par de jardineras o algo".

Gally Battat, un joven estadounidense de 24 años que vive cerca de la zona y que estaba tan solo a unas calles de donde se produjo el ataque, dijo que la semana pasada se había dado cuenta de que no había bolardos ni en Las Ramblas ni en otras áreas que podrían ser objeto de un atentado con coche. En otras ocasiones, la ciudad ha prohibido el paso de grandes vehículos a zonas clave en ese periodo, del mismo modo que ha hecho Madrid.

Entretanto, el alcalde de ciudad francesa de Niza, objeto de un ataque con un camión el día de la Toma de la Bastilla el año pasado, ha anunciado la convocatoria de una reunión con sus homólogos europeos para estudiar cómo pueden mejorar las medidas de seguridad tras el ataque de Barcelona.

"Es obvio que sean los alcaldes -de Berlín, Londres, París, Niza, Barcelona o Estocolmo, los primeros en enfrentarse a esta violencia, y por tanto los primeros que controlan estas áreas públicas", dijo Christian Estrosi, primer edil de Niza.

Fue a partir del 11-S de 2011 cuando el paisaje de la seguridad ciudadana empezó a cambiar. Las ciudades se han ido transformando y han ido implantando el elemento disuasorio del bolardo, capaz de aguantar la velocidad de 80km/ h.