Política

Las gestiones de Sarkozy logran llevar a Zapatero a la cumbre



    El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ocupará finalmente una silla cedida por el presidente de la República francesa, Nicolás Sarkozy. Las gestiones del dirigente galo, y su desprendimiento a la hora de ceder su plaza como presidente en funciones de la Unión Europea, harán posible el deseo del Gobierno español..

    Fuentes del Gobierno han informado esta información a través de un comunicado, que se ha enviado a los países de la UE tras el Consejo Europeo extraordinario que se ha celebrado este viernes en Bruselas para preparar esa cumbre.

    El comunicado de la Presidencia francesa explica que en el seno del G-20 los estados de la Unión Europea cuentan tradicionalmente con cinco plazas.

    Por ello, añade que se ha decidido que, además de los cuatro miembros natos del G-8 (Francia, Reino Unido, Alemania e Italia), España esté presente en al cita de Washington "como octava potencia económica mundial".

    Francia ofrece un asiento

    En la cumbre de la UE celebrada en la capital belga, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, había ofrecido públicamente a España uno de los dos asientos que le corresponden en la reunión del G-20 (como presidente de turno de la Unión Europea y como integrante del G-8).

    Zapatero agradeció el ofrecimiento francés, pero apeló a la prudencia debido a que la decisión aún no estaba tomada y no era fácil lograrlo, al tiempo que subrayó que era el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en diálogo con la UE, a quien le correspondía adoptarla.

    EEUU da el visto bueno

    Las fuentes del Gobierno han explicado que una vez que la Presidencia francesa ha hecho público el comunicado en el que se anuncia la presencia de España en Washington, esto significa que Estados Unidos está de acuerdo con la decisión. De hecho, fuentes del Gobierno estadounidense habían adelantado que la Casa Blanca aceptaría lo que la Unión Europea quisiera hacer acerca de la cesión de un asiento francés a España.

    Desde el momento en que se convocó la cumbre, Zapatero había defendido la presencia española por considerar que España lo merece por su peso político y económico, y aunque había recabado apoyos de numerosos países, entre ellos varios iberoamericanos, había defendido la "vía europea" como la adecuada para encontrar una fórmula que le permitiera participar en esa cita.