Política
Zapatero está seguro de que participará en la cumbre de Washington
Tras anunciar los dos paquetes de medidas orientadas a reactivar el mercado laboral y a proporcionar ayuda a las familias más afectadas por la crisis, Zapatero aclaró que explicará estas medidas en el Parlamento después de la cumbre financiera de Washington. Esto ha sido una nueva demostración de que está seguro de que va a participar en esa cumbre. Sino fuer así, el desaire puede lesionarlo políticamente.
Ayer estuvo en Moncloa el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, para preparar con el jefe del Gobierno español la cumbre extraordinaria de Bruselas del viernes, convocada por Sarkozy para preparar precisamente la Conferencia del G-20 en Washington.
Barroso ha declarado a los periodistas que "Europa necesita el liderazgo de España, una de las mayores economías del mundo" Y que la del G-20 es una primera cita, habrá más", ha afirmado para quitar importancia a la posibilidad de que España se quede finalmente fuera.
No obstante, Zapatero ha incidido en que "como todas las citas, plantea una dificultad. Para bien o para mal, España no está (en el G-20)".
Barroso justifica la presencia española en la reunión de Washington por la resistencia de su sistema financiero a la crisis. El presidente de la Comisión Europea ha citado los mecanismos de supervisión de la banca española como el motivo principal para que las propuestas del Gobierno sean escuchadas en la reforma del sistema financiero.
"No hay intención de nadie para que España no esté en la cumbre", ha agregado Zapatero, quien ha apelado a las condiciones singulares de este país para pedir su presencia en la reunión de Washington.
Zapatero, convencido de asistir
La cúpula del PSOE, que tiene acceso directo a Rodríguez Zapatero, reconoce en privado que el presidente está convencido de estar en Washington. Pese a ello, no se trata de una operación de marketing sino del comienzo de una ardua campaña encaminada a que nuestro país ocupe el lugar que le corresponde en el sistema de relaciones internacionales, al que llegado como potencia importante cuando ya estaban distribuidos los principales papeles (el G-8 se creó en los años 70, cuando España todavía era un país receptor de cooperación internacional).
Estas mismas fuentes aseguran que Zapatero no teme que si falla su previsión y finalmente no sea invitado, el desaire pueda lesionarlo políticamente. El jefe del Ejecutivo piensa que la opinión pública está con él, y que castigaría cualquier crítica mezquina que pudiera enunciar la oposición por esta causa.