Política

Rajoy accede al plan de Rivera y fragua una respuesta definitiva a los separatistas


    José Luis Bajo Benayas, Silvia Zancajo

    El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ultima una respuesta definitiva al soberanismo catalán en consonancia con los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, y de Ciudadanos, Albert Rivera. El jefe del Ejecutivo, de hecho, se ha comprometido "a estudiar" el pacto de cinco puntos que este viernes, en una reunión en La Moncloa, Rivera ofreció como la vía más adecuada para frenar las pretensiones de Junts pel Sí y la CUP, que pretenden iniciar un proceso de "desconexión democrática" con España.

     Con esta cesión, Rivera da un paso al frente como el candidato a la Presidencia del Gobierno que se mide cara a cara con el bipartidismo, dejando de lado al cuarto en discordia, Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, acusó a PP, PSOE y C's de formar "un búnker" a favor del inmovilismo.

    El pacto de Rivera busca fundamentalmente blindar el artículo 1 de la Constitución, que señala que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español. De esa manera, los partidos que lo firmasen se comprometerían a evitar la reforma de ese artículo al tocar la Carta Magna, algo que previsiblemente sucederá a lo largo de la próxima legislatura.

    De paso, se daría al traste con la posibilidad de que alguna fuerza política abriera el melón de permitir consultas en una única región sin llamar a las urnas a todos los españoles. En definitiva, Rivera quiere "decir a los españoles que gane quien gane el 20 de diciembre, España no está en juego; España no es negociable; y España no se rompe".

    Disposición al consenso

    Está por ver de qué manera afrontará Rajoy el desafío separatista durante las próximas semanas. De momento, este viernes avanzó su disposición "total y absoluta" al consenso y se mostró satisfecho por los encuentros mantenidos. "La mayoría estamos de acuerdo en lo esencial", remarcó. Es decir, la defensa de la unidad de España, la soberanía nacional, el sometimiento a las leyes y la igualdad entre hombres y mujeres. O lo que es lo mismo, una respuesta que frene definitivamente la deriva independentista.

    Y parece claro, además, que pretende incluir en ella al mayor número de partidos posible, pues la próxima semana se dispone a recibir al portavoz de UPyD, Andrés Herzog; el líder de IU, Alberto Garzón; y el secretario general de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida. Algo sí ha trascendido: el primer paso del Ejecutivo será recurrir al Tribunal Constitucional la más que posible apro- bación en el Parlament, la semana próxima, de la resolución de los partidos separatistas para iniciar la "desconexión" con España.

    Al margen de las reuniones de Rajoy con diferentes líderes políticos, los contactos también se están multiplicando entre el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y los máximos dirigentes de C's y Podemos, Albert Rivera y Pablo Iglesias. En concreto, Sánchez y Rivera tienen pendiente para hoy o el lunes una conversación telefónica.

    Posible acuerdo a tres

    De momento, los partidos que más coincidencias expresan son el PP, el PSOE y C's. Todos ellos parecen de acuerdo en que el artículo 1 de la Carta Magna no se va a tocar, si bien los socialistas y Ciudadanos proponen reformas constitucionales ambiciosas y los populares, tal y como aseguró ayer la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, "no son partidarios" de cambiar más puntos. Pero en virtud del acuerdo que propugna Albert Rivera, las tres formaciones también comparten el hecho de que cualquier reforma territorial se haga bajo el marco de la Constitución.

    También parece haber coincidencias entre ellos en la respuesta que, de momento, se debe aplicar al desafío soberanista. En este sentido, el mantra de "prudencia y proporcionalidad" que defiende Rajoy es asumido por Rivera, que tras su reunión con el presidente aseguró que le había trasladado "todo el apoyo de los cargos y militantes de Ciudadanos" para "hacer que se cumplan las leyes".

    Sin embargo, sí que parece haber diferencias sobre el momento en que debe presentarse el recurso a la declaración independentista. Mientras el presidente Rajoy es partidario de hacerlo cuando sea aprobada, el líder de la principal fuerza de la oposición en Cataluña opta por recurrir la misma admisión a trámite.

    Los otros dos puntos del pacto que ofrece Ciudadanos sí pueden desatar fricciones. Rivera plantea que los firmantes se comprometan a "no pactar con partidos cuyo principal objetivo sea romper con España", algo que, a juicio de los pactos históricos del PSC en Cataluña, el PSOE no parece dispuesto a secundar.

    Ni siquiera el PP, quien durante la primera legislatura de Artur Mas al frente de la Generalitat apoyó numerosas medidas del Govern para garantizar su aprobación. Las circunstancias, no obstante, son muy diferentes hoy, y el desafío catalán condiciona el discurso del Ejecutivo. En ese sentido, y preguntada por el requisito antisecesionista de la propuesta de Rivera, la vicepresidenta remarcó que, "con pacto o sin él", la premisa de no negociar con independentistas ya forma parte del ideario del PP.

    La otra cláusula pendiente de consenso es la que se refiere a la unidad territorial de España. En concreto, C's plantear blindar el territorio "sin margen y sin fisuras", punto que, si bien puede obtener fácil- mente el respaldo de los populares, se presenta más controvertido para el partido de Pedro Sánchez. Los socialistas son partidarios de una reforma del modelo de Estado más abierta y que "reconozca las singularidades de las diferentes nacionalidades y regiones", tal y como recoge en su propuesta de reforma constitucional, presentada esta misma semana.

    Podemos se descuelga

    Quien de momento no muestra el más mínimo interés por sumarse a un hipotético pacto para hacer frente al soberanismo es Podemos. Iglesias comunicó ayer a Rajoy los cinco puntos en los que basaría una hipotética reforma constitucional. Más allá de blindar los derechos sociales, castigar la corrupción y eliminar puertas giratorias, Iglesias propiciaría "un acuerdo territorial basado en la democracia". Así, Cataluña votaría. "No tenemos miedo a los votos", aseguró en comparecencia de prensa, mostrándose convencido de que los catalanes optarían "por quedarse en España" con un presidente del Gobierno, él, que propugnaría otro encaje de aquella región en la Constitución. "Estamos convencidos de que el inmovilismo no sirve", aseguró, rechazando unirse al "búnker de tres partidos" que, a su juicio, escenifican Rajoy, Sánchez y Rivera.

    Iglesias, que aseguró haber dicho al jefe del Ejecutivo que el PP "se equivocó al recoger firmas contra el Estatut y al presionar al Constitucional para que limitara ese texto", sí se mostró rotundamente contrario a las declaraciones unilaterales, como la presentada por JxSí y la CUP en el Parlament. Aun así, él no la recurriría al TC.

    Constitución en precampaña

    Con las reuniones de los dos últimos días y las sucesivas de los próximos, el debate sobre la reforma constitucional se abre paso con el Congreso disuelto y el Gobierno en funciones. Ha sido el propio jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, quien abrió la puerta. Primero, en verano, cuando se mostró dispuesto a tocar algunos aspectos de la Carta Magna "aunque jamás para contentar a los separatistas". Y después, con su iniciativa de recibir a los líderes de los partidos de la oposición después de años de duras críticas por su inactividad a la hora de combatir el problema catalán.

    Lo que no está tan claro es si Rajoy va a beneficiarse de su repentino interés por solventar la cuestión, o si la pujanza de Sánchez y Rivera, que propugnan reformas de la Carta Magna desde hace mucho más tiempo, terminará por imponerse. Pese a todo, y por primera vez en muchos años, varias formaciones políticas de distinto signo sí parecen dispuestas a acordar los términos que marcarán el futuro político y territorial de España.