Política

Las urnas andaluzas serán el gran laboratorio de pactos para las generales

    Susana Díaz abre la campaña en Almería.

    EcoDiario.es

    Laboratorio, banco de pruebas, experimento o ensayo. Son los conceptos que se reiteran una y otra vez al analizar lo que supondrán las elecciones anticipadas del próximo 22 de marzo en Andalucía.

    Estas palabras, que ya eran adivinadas hace semanas, son reivindicadas ahora como realidad del escenario andaluz tras conocerse los datos de intención de voto del CIS, que dibujan un Parlamento andaluz fraccionado y un triunfo no absoluto del PSOE, que obligará a pactos.

    Si tomamos como referencia los números presentados por el Centro de Investigaciones Sociológicas, a Susana Díaz le faltarían 11 escaños para poder gobernar en solitario, obteniendo 44 diputados que supondrían al peor resultado de su historia. El PP se quedaría a 10 diputados de diferencia con respecto a los socialistas, y la irrupción de Podemos y Ciudadanos marcan la nueva sintonía de un Parlamento en el que quedaría arrinconada IU.

    La estabilidad y el gobierno fuerte que perseguía Susana Díaz cuando tomó la decisión de adelantar estos comicios quedan fuera de esta panorámica, que ha sido igualmente replicada por diferentes sondeos a lo largo de las últimas semanas.

    Laboratorio de pactos

    Díaz necesitará volver a pactar, y es en este punto en el que se abre la puerta del ensayo de laboratorio con la vista puesta en unas elecciones generales. Según los datos que arrojan diversos estudios demoscópicos, la actual presidenta de Andalucía no podría gobernar solo con la ayuda de IU, revisitando su fallido pacto que ha tenido dos años de duración. Así que, previsiblemente, quedarían abiertas dos opciones: o la gran coalición con el PP, o la alianza con el partido anticasta que representa Podemos.

    Ambas alternativas suponen sendos experimentos en el gobierno de la región más poblada de España, con 6,5 millones de ciudadanos, que valdría para dar una idea de lo que podría pasar meses después en unas elecciones generales destinadas posiblemente a una nueva fragmentación de partidos.

    El experimento de Susana Díaz

    La disposición a observar lo que sucede en Andalucía con vistas a los próximos comicios generales también tiene una lectura dentro del seno de los propios socialistas.

    Los análisis que apuntan a que el triunfo supondría una confirmación de poder para Susana Díaz dentro de la formación, alargando su sombra sobre la del secretario general, Pedro Sánchez, parecen multiplicarse en los últimos días, pese a que Díaz se encarga de negar una y otra vez que sus intenciones de gestión vayan más allá de Despeñaperros.

    El jaque al bipartidismo articulado por la irrupción de nuevas formaciones políticas, pronosticado desde hace meses por los sondeos, tiene el 22M la oportunidad de convertirse en una realidad fuera de las proyecciones numéricas y sociológicas de las encuestas.

    Podemos y Ciudadanos, arrebatando votantes a izquierda y derecha, respectivamente, pasarán su primer examen electoral dentro de dos semanas y medirán sus fuerzas en un territorio abonado a la especulación. Sus resultados tendrán un valor con alta carga simbólica y con la vista puesta a la próxima cita con las urnas a nivel nacional.