Política

El adiós a Adolfo Suárez revive el consenso en la política y la calle

    La capilla ardiente. <i>Foto: EFE.</i>


    Consenso, un término que el propio presidente Adolfo Suárez invocó con frecuencia en los momentos clave de su vida política, resume el espíritu que dominó en la capilla ardiente abierta ayer en el Congreso de los Diputados para homenajear al recientemente fallecido exjefe de Gobierno.

    Por primera vez en décadas, pareció restablecerse en España la sintonía entre las instituciones que representan a la nación, la clase política y los ciudadanos de a pie. Más de 10.000 de estos últimos esperaron hasta tres horas (y aún lo hacían al cierre de esta edición) desde las inmediaciones del Banco de España para llegar a la sede de la Cámara Baja, en la que encontraron una imagen inusual en los años más recientes, aquéllos en los que la crisis económica más ha arreciado y también ha ensanchado el distanciamiento entre gobernantes y gobernados.

    Así, ayer el Congreso no estaba aislado mediante vallas metálicas sino que mostraba plenamente abierto el camino desde su escalinata principal hasta el Salón de los Pasos Perdidos, donde se encuentra custodiado el féretro de Suárez, para todos aquellos que quieran, hasta hoy a las 10 de la mañana (sin excluir las horas de la noche), mostrar sus respetos.

    Antes de la apertura al público, al mediodía, los primeros visitantes fueron los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía. El monarca se encargó de colocar a los pies del ataúd el Collar de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, distinción concedida a título póstumo al expresidente en un Consejo de Ministros extraordinario celebrado poco antes.

    Los Reyes, junto con la Infanta Elena, se marcharon media hora después, y dejaron atrás un Congreso de los Diputados que sirvió de escenario a otras estampas desacostumbradas, como fue la que ofrecieron, conversando juntos, los tres expresidentes de la historia democrática española que aún viven.

    Todos los presidentes juntos

    Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero fueron recibidos por el actual jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, y todos ellos se agruparon en la escalinata de entrada para recibir a los Reyes y, ya por la tarde, a los Príncipes de Asturias. Don Felipe y Doña Letizia acudieron directamente del funeral oficiado en Bilbao por su alcalde, Iñaki Azcuna, y se apresuraron para rendir otro homenaje, en el Congreso, a "un político al que le debemos todo", en palabras del heredero.

    En efecto, no era ayer un día para hacer gala de discrepancias, e incluso en temas espinosos como la posible reforma de una de las herencias que Suárez deja, la Constitución actualmente vigente, ninguno de los tres exjefes de Gobierno quiso subrayar en exceso las discrepancias.

    El más directo fue González al resaltar la paradoja en la que incurren "quienes en su día estuvieron en contra de la Carta Magna y ahora no quieren cambiar ni una coma".

    Aznar, por su parte, no se cerró a hacer cambios en la Constitución, aunque siempre bajo el requisito de que no se toquen los "elementos que explican el éxito del que ha disfrutado España" en los últimos años.

    En cuanto a Rodríguez Zapatero, el político socialista argumentó que en una reforma de la Constitución podría hallarse una solución a la "problemática" de Cataluña.

    "Muy saludable"

    A este respecto, cabe destacar que Zapatero calificó de "muy saludable" la presencia en el Salón de los Pasos Perdidos tanto del presidente de la Generalitat, Artur Mas, como de uno de sus antecesores, Jordi Pujol. También desde las filas del nacionalismo del País Vasco, hubo elogios para Suárez, En concreto, el portavoz del PNV en el Senado, Jokin Bilzarratz, recordó que a él se debía la aprobación del concierto económico que todavía se encuentra vigente, tras la dictadura franquista.

    La presencia de líderes autonómicos fue nutrida, y entre ellos se contaron Alberto Fabra (Comunidad Valenciana), María Dolores de Cospedal (Castilla La Mancha), José Antonio Monago (Extremadura) o Ignacio González (Madrid).

    Los homenajes llegaron igualmente desde posiciones políticas muy alejadas de la que siempre defendió Suárez. Así, la viuda del líder comunista Santiago Carrillo, Carmen Menéndez, y sus hijos se acercaron también a dar el pésame a los familiares del expresidente.

    Otros políticos contemporáneos de Carrillo y Suárez como Miguel Herrero de Miñón o Landelino Lavilla estuvieron igualmente presentes en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso.