Política
Artur Mas 'se vende' a varios postores para no perder en su promesa soberanista
Con los bolsillos vacíos y la soga del déficit al cuello, Artur Mas se presentó 'de tapadillo' el pasado lunes en Moncloa. Esta visita a Mariano Rajoy responde a su línea táctica de mantener una novia en cada puerto para que no se hunda su promesa sobre el derecho a decidir. Al tiempo que pacta un mejor escenario económico para Cataluña con el Gobierno, continúa hermanado con los independentistas e incluso coquetea con el PSC ofreciéndoles formar Gobierno. El resultado de nadar entre dos aguas es que cuatro meses después de ganar las elecciones, Cataluña todavía no tiene presupuestos para este año. Rajoy pidió a Mas que rompiese con ERC.
Si bien es cierto que fuentes del Govern han indicado que el encuentro sirvió para constatar las diferencias entre ambos ejecutivos, lo cierto es que Mas se comprometió a defender una "lealtad constitucional" en su búsqueda por alcanzar un acuerdo en la flexibilización del déficit que en enero se situó 2,13 puntos por encima del objetivo establecido y por tanto mayor liquidez para Cataluña.
Este pacto no escrito entre Rajoy y Mas llevaría implícita la renuncia de este último a que la consulta soberanista superase la legalidad y a su sueño de emular el cupo vasco en Cataluña. Como contrapartida recibiría la posibilidad de negociar una financiación autonómica singular y se volvería a la senda de la negociación del Pacto Fiscal que CiU llevó en sus programa en las anteriores elecciones.
Mas era consciente antes del 'bis a bis' con Rajoy de que ya había cimientos para el diálogo. El Gobierno podría estar estudiando establecer una meta de déficit diferente tras el anuncio de relajar el límite de déficit impuesto a las comunidades autónomas para este año si Bruselas lo autoriza, además de no rechazar la petición de Cataluña de que un tercio en la relajación de objetivos repercuta en las comunidades e incluso modificarlo en función de su cumplimiento.
El ministro de Exteriores José Manuel García Margallo, del entorno más cercano al presidente, sorprendía también esta semana con la propuesta de ceder integramente a las comunidades el IRPF, uno de los obejtivos estrella de la reforma fiscal de Mas.
Ante esta postura del Ejecutivo frente a la presión de CiU pese a gozar de mayoría absoluta en el Congreso es entendida como un agravio comparativo entre algunos dirigentes del Partido Popular quienes "no ven admisible e premiar al que peor gestionó el déficit para frenar aspiraciones soberanistas.
Sin romper su pacto
Los socios de Gobierno de Mas ni se inmutaron ante el anuncio horas antes del encuentro entre el president y el Gobierno. "Hay una buena y estrecha relación, y se nos informó de forma correcta, por lo que no hay ningún tipo de desconfianza", aseguran desde ERC. Con su líder, Oriol Junuqureas, también mantuvo un encuentro sin secretismo pero con ciertas dosis de discreción.
Con todo, ERC teme que tarde o temprano "el Gobierno del PP tenga la tentación de vincularlo todo, de modo que cualquier pretexto pueda ser utilizado para intentar diluir la voluntad del pueblo de Cataluña, expresada ya en las urnas y en la calle".
En este contexto las cuentas del Govern para 2013 continúan en stand by con la oposición de ERC a recortar 4.400 millones de euros. La condición para dar el visto bueno a una austeridad tal en los presupuestos y la fijación de una fecha para la consulta soberanista además de la pregunta.
Al tiempo que desde CiU piden a su socio parlamentario "calma y que no corran más de la cuenta", no dejan escapar ninguna posibilidad para mantenerse estables en el Govern y ha abierto las puertas de la Generalitat al PSC para "unir y sumar esfuerzos". Una oferta a la que Pere Navarro condiciona a la cabeza del propio Mas.