Política
Vuelta al cole: Zapatero se juega el curso en septiembre
Como todos los alumnos que no se han aplicado durante el curso, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su gabinete tienen tarea pendiente para la vuelta de las vacaciones. El Ejecutivo vuelve hoy al trabajo, con el Consejo de Ministros que viene celebrándose todos los años a mediados de agosto. Tras unas semanas de descanso, que en algunos casos se ha visto reducida a días, son muchos los temas en el tintero que quedan por afrontar.
Sin tiempo para asumir que se acabó el asueto, el jefe del Ejecutivo tendrá que superar la fase final de la tramitación de la reforma laboral, ahora en el Senado. El Grupo Socialista tendrá que hacer frente primero a un debate -fácilmente salvable- de los dos vetos al texto presentados por ICV y ERC y, además, negociar las más de 245 enmiendas presentadas por los diferentes grupos en la Cámara Alta. Aquí los tira y afloja en relación al coste del despido serán la clave. El texto, que ya recibió el visto bueno del Congreso el pasado 29 de julio, está previsto que vuelva a la Carrera de San Jerónimo a principios de septiembre.
PGE 2011
Pero la difícil geometría variable no habrá hecho más que empezar. A continuación, será el turno de los Presupuestos Generales del Estado para 2011, una ley clave para un Gobierno cuestionado, cuyo trámite arrancará a finales de septiembre. La vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, llevará al Congreso su segundo proyecto presupuestario, dando así el pistoletazo de salida a la que, probablemente, sea la tramitación parlamentaria más complicada de unas cuentas del Estado en la era Zapatero.
El Ejecutivo tiene puestas todas sus esperanzas en el cortejo a los nacionalistas vascos sin dejar de lado a tres de los diputados del Grupo Mixto (los dos de Coalición Canaria y el de UPN), tal como hicieron en los Presupuestos de 2009 y 2010.
Pero las negociaciones no van a ser nada fáciles, y obligarán a Zapatero a poner toda la carne en el asador si quiere acabar la legislatura. CiU, que salvó con su abstención tanto el decreto del plan de ajuste como el techo de gasto, tiene ya la mente puesta en las elecciones catalanas. Los nacionalistas ya han repetido en numerosas ocasiones que no darán su apoyo a los Presupuestos. Además, aún están recientes las heridas abiertas por la sentencia del Constitucional sobre el Estatut.
Así que el aliado necesario -por sus seis diputados- es el PNV. Sabedor de que su apoyo es imprescindible para sacar adelante la votación, tiene preparada una importante lista de peticiones. A saber: el traspaso del régimen económico de la Seguridad Social; las políticas activas y pasivas de empleo; la Inspección de Trabajo y Seguridad Social; la gestión de los programas de Formación Profesional, Continua y Ocupacional; y la ampliación de la transferencia del Fogasa. En resumen, mayor autogobierno para su comunidad autónoma.
La palabra de los sindicatos
Septiembre también traerá complicaciones en la hasta hace poco idílica relación de Zapatero con los sindicatos. Para empezar, el presidente no acudirá, junto a UGT, a la tradicional apertura de curso en la fiesta minera de Rodiezmo (León). En ese escenario, el socialista acostumbraba a anunciar la subida de las pensiones para el ejercicio siguiente que, en 2011, será sustituida por una congelación.
Esta cita será además la preparación a la huelga general prevista para el 29 de septiembre. Los sindicatos han convocado esta protesta por las políticas económicas del Ejecutivo: además de por la no revalorización de las pensiones el año que viene, por el resultado final de la reforma laboral y por el abaratamiento del despido, una vez rota la mesa de diálogo social.
Asimismo, CCOO y UGT tienen un ojo puesto en la futura reforma de pensiones que el Gobierno debe abordar en el Pacto de Toledo -grupo de trabajo con toda la oposición- para dar por satisfechas las presiones de los organismos internacionales.
Si, con atender las negociaciones con el resto de los partidos y los sindicatos, Zapatero no tuviera suficiente, en Ferraz también tiene tarea. Hasta el 21 de septiembre, será tiempo de afrontar las candidaturas para las elecciones locales y autonómicas de 2011. En Madrid, el secretario general del PSOE ya ha puesto la primera piedra al impulsar al secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, como aspirante a la Alcaldía y a la actual ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, para optar a la Presidencia de la Comunidad madrileña si primero vence al líder del PSM, Tomás Gómez.
Los posibles movimientos autonómicos podrían acelerar igualmente una crisis de Gobierno sobre la que se viene especulando desde antes de que España asumiera la Presidencia de turno de la Unión Europea. Pero Zapatero no dejará de prestar atención a Cataluña, donde los comicios se celebrarán en otoño. Todas las encuestas apuntan a que el PSOE perderá su Gobierno autonómico más importante, y se verá abocado a negociar con CiU una derrota menor, en forma de Ejecutivo sociovergente.
Mal parado en las encuestas
Los candidatos regionales del PSOE deben cargar con la losa de las decisiones antipopulares que ha adoptado Zapatero a nivel nacional, lo que le ha pasado factura en su valoración. En el último sondeo del CIS, los socialistas obtuvieron su peor puntuación respecto a los populares desde que el leonés se aupó al poder. Pero además de los recortes anunciados en mayo, estos resultados están directamente salpicados por los 4,6 millones de parados, según el INE... y el fin del verano podría incrementar la lista.
Su agenda para septiembre tiene también como temas pendientes llegar a buen puerto en el Pacto de la Energía con el PP, cerrar la crisis con Marruecos y, sobre todo, recuperar la confianza de los inversores y de los ciudadanos en su gestión de la crisis.