Política
La cacería de la discordia o el "mayor atentado a la independencia judicial de la democracia"
La irritación de Rajoy ante el cúmulo de problemas y escándalos que se le han venido encima es comprensible, pero no será mediante la estridencia como podrá resolverlos. En realidad, su inflamada intervención ha sido la reacción al hecho, "obsceno" a su juicio, de que el juez Garzón y el ministro Bermejo hayan coincidido el pasado domingo en una montería de las llamadas "de ricos".
En estos lances cinegéticos, que son muy abundantes, el propietario de la finca reúne a varias docenas de personajes selectos -unos cuarenta de media- para agasajarlos y hacer relaciones sociales. En general, los invitados no saben a quién encontrarán en la montería y, en contra de lo que se piensa, es incluso de mala educación hablar durante la jornada de asuntos particulares que no se relacionen con la caza.
Bermejo y Garzón, ¿cenando solos?
Además, apenas hay información de qué pasó en dicho encuentro. ¿Se podría deducir entonces que Bermejo y Garzón estuvieron realmente solos? Y si estaban rodeados como parece posible de un grupo más variopinto de personas, ¿conseguirían conspirar pese a la presión de la gente de alrededor?
En ese momento quizás no, pero a las 21.00 horas de la noche del viernes anterior parece ser que sí, ya que cenaron solos en el restaurante del Hotel Del Val, en el municipio Jienense de Andújar.
Rajoy rompe relaciones
Al conocer este encuentro, Rajoy ha declarado rotas las relaciones de todo tipo con el Ministerio de Justicia en tanto mantenga a su actual titular y ha anunciado la recusación del juez que instruye el "caso Correa". Es claro que esta desaforada salida de tono no hace más que mostrar la debilidad de un líder que no sabe cómo sacudirse la evidencia de que ciertos sectores de su propio partido se han corrompido, evidencia que ha salido a la luz al aflorar una manifiesta lucha interna por el poder.
El golpe de efecto que ha pretendido dar Rajoy, y que no borra todas las informaciones publicadas que no necesariamente han de haber sido filtradas ni por Garzón ni por la fiscalía (es conocido que la mayor parte del material que maneja el juez proviene de denuncias de gentes del propio PP), debe suponer por lógica la ruptura abrupta del Pacto por la Justicia, uno de los elementos del 'centrado' de Rajoy tras el Congreso de Valencia. Y ello ocurre precisamente cuando los jueces más presionan al Ejecutivo ?hay huelgas convocadas- y cuando el Legislativo tendrá que acometer reformas del modelo judicial.
Es lamentable que en esta legislatura, acuciada por la crisis que postra a buena parte de la sociedad, se reavive la crispación precisamente cuando el principal partido de la oposición parecía haber elegido otro camino. A este paso, los ciudadanos terminarán pensando que el PP no es inocente de los errores que pueda cometer el Gobierno puesto que sus querellas internas lo inhabilitan para ejercer una verdadera y constructiva oposición.