El miércoles será su último discurso como senador, pero el miedo de Silvio Berlusconi es que sea incluso una de sus últimas apariciones públicas como hombre libre.El problema no es el 'caso Mediaset', por el que fue condenado el pasado agosto a 4 años de cárcel (de éstos, tres han sido cancelados por un indulto y uno ha sido convertido en labor social) y que prevé su cese como miembro del Parlamento. La verdadera cuestión es que, sin el amparo de su cargo institucional (que impide una detención a menos que no tenga la aprobación del Parlamento), Il Cavaliere puede acabar en la cárcel por los otros juicios que quedan pendientes. El más amenazador, el caso Ruby, tuvo el pasado jueves un giro repentino: los fiscales de Milán podrían abrir una investigaciones paralela sobre la corrupción de testigos por parte del político conservador y de sus abogados, como parece probable en el documento, que se hizo público la semana pasada. El tribunal considera probado que el exprimer ministro italiano mantuvo relaciones sexuales con Karima el Mahroug, más conocida como Ruby Robacorazones, cuando era menor de edad a cambio de dinero y regalos. Pero, lo que es más grave es que los jueces acusan a Berusconi de manipular de forma sistemática las pruebas del proceso. "El Tribunal considera que debe tener en cuenta la capacidad de delinquir del imputado, derivada de la conducta subsiguiente a los delitos, consistente en actividades sistemáticas de contaminación de las pruebas a partir del 6 de octubre, llevada a cabo con la entrega de ingentes cantidades de dinero a Karima el Marogh y a otras testigos" afirman los jueces. Tercera investigación Se trata de la tercera investigación relacionada con Ruby: en el primer juicio el tribunal de Milán condenó a Berlusconi a siete años de prisión por abuso de poder y prostitución el pasado 24 de junio. Il Cavaliere está a la espera de la apelación, pero mientras tanto otros juicios avanzan y se abren nuevas investigaciones, justo cuando el antiguo mandatario ya no tiene poder de impulsar leyes que le protejan de los fiscales. Berlusconi acaba de refundar su propio partido (que ha vuelto a tomar el antiguo nombre de Forza Italia) pero en el camino ha perdido buena parte de sus diputados y senadores. Los "rebeldes" liderados por el antiguo delfín Angelino Alfano han formado un grupo autónomo, denominado Nuevo Centroderecha que seguirá apoyando al Ejecutivo de Enrico Letta. Al contrario, Berlusconi y sus partidarios más fieles piensan quitar el apoyo al primer ministro cuanto antes. La ruptura (que se había evitado el pasado 2 de octubre cuando Il Cavaliere volvió sobre sus pasos y decidió votar la confianza a Letta), se prevé en un momento tan crucial como la aprobación de los Presupuestos que se están debatiendo en el Senado. La negativa del Partido Democrata (PD) a retrasar el voto de la cámara alta sobre el cese de Berlusconi, previsto para el 27 de noviembre, hará coincidir una vez más en la reciente historia transalpina, los asuntos personales del político conservador y las cuestiones económicas del país. El debate sobre la "ley de estabilidad" (los Presupuestos) será interrumpido por el voto del pleno sobre la expulsión de Berlusconi del Parlamento. El líder conservador prepara la batalla en ambos campos, aunque de momento no tiene esperanza de victoria en ningún caso, ya que los Presupuestos podrán salir adelante gracias al Nuevo Centroderecha y su suerte como senador está marcada porque que la mayoría relativa de la cámara está en las manos del centroizquierda. Pero eso sí, Il Cavaliere empezará tras la expulsión su propia campaña electoral, haciendo hincapié en las tensiones que hay en el PD en víspera del congreso. El objetivo de Berlusconi es transformar sus problemas judiciales en la prueba de una persecución por parte de la magistratura, una estrategia en la que ya tuvo éxito en el pasado. Lo demás será oponerse a un Gobierno que, para cumplir con los objetivos de Bruselas, tiene que seguir haciendo recortes y vendiendo activos públicos. De momento, el único problema del político conservador es garantizar su libertad. Podrá cumplir el año que le queda por el caso Mediaset haciendo labor social, pero la incógnita son las condenas que están por llegar. Mientras espera la apelación del caso Ruby, Berlusconi tiene también pendiente la apelación de la condena a un año de cárcel del caso Unipol, por la publicación de escuchas telefónica en el diario Il Giornale. Asimismo, debe afrontar un nuevo juicio por la supuesta conspiración de un senador para hacer caer al Gobierno de Prodi.